Inéditas: La mujer del animal (2016), de Víctor Gaviria

La mujer del animal (Colombia – 2016)
Festivales: Toronto, La Habana, Málaga, Cartagena de Indias.

Dirección y guion: Víctor Gaviria / Producción: Daniela Goggel / Dirección de Fotografía: Rodrigo Lalinde / Montaje: Etienne Boussac / Intérpretes: Natalia Polo, Tito Alexander Gómez, Michelle Madrigal, Dulce M. Jiménez, Karen L. Ricardo, Luisa F. Valderrama, Adriana López / Duración: 120 minutos.

TODOS SOMOS EL ANIMAL

12 años tuvieron que esperar los seguidores del director colombiano Víctor Gaviria para presenciar a su nueva película: “La mujer del animal”.  El filme ha suscitado diversos debates en redes sociales y ha generado impresiones a favor y en contra. Síntoma de que el cine está haciendo bien una de sus tareas, esa de hablar de la vida y sus realidades.

La mujer del animal” conserva una de las características principales del director y es el trabajo con actores naturales, como se dio a conocer con “La Vendedora de rosas” y “Rodrigo D no futuro”. Pero eso no es lo único que se repite, las temáticas urbanas y su relación con la crueldad y la sobrevivencia sostendrán el argumento de su nuevo filme, que además es basado en hechos reales.

Sin cortes, ni transiciones majestuosas, sin casi darle un respiro al espectador, Gaviria nos lleva por la abrumadora vida de Amparo, una niña a la que Libardo “el animal” como es llamado en el barrio donde vive, decide raptar, violar y tener como esposa-rehén durante casi 7 años. Una vida de golpes, insultos, maltratos y traiciones vive Amparo en compañía de su hija -que en la vida real fueron tres-.

Gaviria decide mostrar a Libardo como una estampilla de la maldad, un personaje sin matices, ni giros, un animal que solo seguía instintos depravados y belicosos. Por otro lado, Amparo apenas muestra saltos importantes, es como si el director nos quisiera dejar en un laberinto sin redención. Como lo dijo para una entrevista: “No existía refugio para ellas. La película refleja cómo a una mujer le pueden robar su destino, pero también su defensa”.

Con una puesta en escena cuidadosa Gaviria nos presenta un barrio de Medellín entre los años 70 y 80 aunque es evidente que su interés, como en anteriores películas, no es deslumbrar con un formato novedoso, sí lo es con las historias que elige contar y para esta decidió a hacer una larga investigación, acompañada por muchas entrevistas a mujeres víctimas de violencias, que finalmente lo llevaron a Margarita –que en la película es Amparo-.

Quizá los más difícil de la película no sea el maltrato deliberado y la violación a las mujeres, sino la omisión, la indiferencia y el miedo de los personajes que rodean a Amparo y que ejemplifica tan bien nuestro rol con respecto a los feminicidios que ahora se denuncian con mayor tesón en diferentes países del mundo.

Por Mónica Samudio
@MoikSamudio

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