TV: Crítica de «The OA»

The OA: Temporada 1 (Estados Unidos – 2016)

Creadores: Zal Batmanglij, Brit Marling / Producción: Jill Footlick / Intérpretes: Brit Marling, Emory Cohen, Scott Wilson, Phyllis Smith, Alice Krige, Patrick Gibson, Brendan Meyer, Sharon Van Etten, Robert Eli, Paz Vega, Chloe Levine / Compañías productoras: Plan B Entertainment, Anonymous Content, Netflix / Episodios: 10 / Cadena original: Netflix / Distribución en Latinoamérica: Netflix.

LA ERA DE LOS ÁNGELES

Prairie Johnson es encontrada luego de estar siete años desaparecida. Con ello ya tendríamos una historia. Pero hay algo más perturbador que la pregunta “qué le pasó” o “dónde estuvo”: al desaparecer era ciega y ya no. Este es el primer elemento que nos aproxima al campo de lo sobrenatural.

The OA transita simultáneamente en dos direcciones: el pasado y el futuro. Desde la misma sinopsis de la serie en la plataforma Netflix nos anticipan ese misterio, esos siete años de desaparición y su curación milagrosa. Pero al transcurrir el primer episodio nos damos cuenta que no es éste un relato sobre el volver a la normalidad, continuar la vida como era antes de la tragedia, como en Room. Tan intrigante es qué le pasó a Prairie como qué está tramando.

A su vez, también hay dos relatos y dos narradores. El primero es el invisible, el que cuenta el aquí y ahora. El otro es el de Prairie, el puente entre el pasado y el presente. Este se muestra más opaco, más ambiguo y juega con los límites de lo verosímil (tanto para nosotros como para los personajes que lo escuchan). Pero al ir avanzando la narración sobre el pasado e ir completándose los huecos, el futuro se vuelve más urgente y es más urgente para los espectadores saber sobre él.

Hay algo lúdico en los relatos que emparenta a The OA con Strangers Things (ambas producciones originales de Netflix) y es que nos permite entregarnos al viaje de la narración sabiendo que todo es posible pero con la seguridad de que tampoco es que va a pasar cualquier cosa. Quizás sea una sensación sin mucho asidero, pero la solidez del relato y la factura técnica nos brinda la confianza de que estamos en buenas manos (certeza que debe sentir cualquier espectador para seguir una serie temporada a temporada).

Esa confianza pide Prairie a su selecto público, a quienes también les exige una escucha activa. Deben creer todo como si estuvieran ellos mismos en el relato. Sólo de esta forma podrán accionar sobre la realidad, modificarla. ¿No es acaso lo que deberíamos hacer todos los espectadores? El arte tuvo y tiene un propósito más allá de la simple expectación, incluso del deleite. El arte modifica la realidad pues es fruto y parte de ella. Y, especialmente, porque nos modifica a todos, de alguna u otra manera.

La primera temporada concluye cerrando un ciclo, pero sabemos que es apenas una rueda de un engranaje más complejo. Con lo definitorio y trágico que es el suceso final, recién comenzamos a entender (y también así los personajes) la fuerza y el alcance de sus acciones. Una epifanía cuyo objetivo es multiplicarse, un giro copernicano que anticipa otros, una verdad que amenaza todas las verdades.

Por Martín Miguel Pereira
redaccion@cineramaplus.com.ar

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