Crítica: Carmen y Lola (2018), de Arantxa Echevarría – BAFICI

Carmen y Lola (España – 2018)

Dirección y Guion: Arantxa Echevarría / Producción: Pilar Sánchez Díaz, Arantxa Echevarría / Música: Nina Aranda / Montaje: Renato Sanjuan / Fotografía: Pilar Sánchez Díaz / Intérpretes: Zaira Romero, Rosy Rodríguez, Moreno Borja, Rafaela León, Carolina Yuste / Duración: 105 minutos.

Carmen y Lola es una historia de prohibiciones culturales, en este caso sobre la relación amorosa que se construye entre dos mujeres, un romance lésbico en el marco de una sociedad gitana en plena actualidad.

En las afueras de Madrid vive la joven Carmen, de tan solo 17 años que vive con su tradicional familia, y está destinada ya al casamiento. Como lo propone su núcleo social estos casamientos son arreglados con anterioridad y según el criterio de los padres de los futuros consortes.

Carmen quiere estudiar, quiere “ser alguien” dice en la mesa de la cena, pero aún cuando su madre defienda la idea de que la joven estudie la decisión final la tiene el padre y todo se presenta como incuestionable.

Ella trabaja con sus padres en el mercado vendiendo frutas y allí conoce a Lola, una joven 10 años mayor que ella con quién traba una amistad que va creciendo en complicidad y cercanía hasta convertirse en amor romántico.

Es de suponer que este vínculo amoroso no podría prosperar en un contexto de estas características y que el destino de ambas damas será el de transformarse en “la mujer” de algún varón elegido para el caso.

Pero tal vez el filme busca poner en duda que este mecanismo sea inviolable y que el deseo y la certeza puede romper algunas barreras y encontrar el lugar para hacerse posible.

El relato en cuanto al tratamiento formal presenta una cámara ágil, de corte documental muy cuidado en sus encuadres articulando una composición muy estética y de manera muy eficiente retrata un mundo contemporáneo, sanguíneo y vital.

Arantxa Echevarría dirige en Carmen y Lola su primera ficción con más solvencia para la forma que audacia para el contenido que no deja de repetir un argumento bastante reiterado en estos términos.

Las jóvenes protagonistas Zaira Morales y Rosy Rodríguez, que como la mayoría del elenco no tenían experiencia actoral, se desenvuelven con atractiva naturalidad y evitan la sobre actuación que otros personajes secundarios no logran sortear.

Por Victoria Leven
@LevenVictoria

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