BAFICI: Zoology (2016), de Ivan I. Tverdovsky

Zoology / Zoologiya (Rusia / Francia / Alemania – 2016)

Director y guion: Ivan I. Tverdovsky / Dirección De Fotografía: Alexander Mikeladze / Edición: Ivan I. Tverdovsky, Vincent Assman / Intérpretes: Natalia Pavlenkova, Dmitry Groshev, Irina Chipizhenko / Duración: 87 minutos.

Fascinación, extrañamiento, chantaje, son algunas de las palabras que se transforman en significantes rotativos mientras se suceden los minutos de este particular filme ruso, tan cautivante como irritante. Estamos ante esa clase de películas en las que la mirada del director fluctúa en el tratamiento de sus personajes, de manera tal que ciertos momentos en los que acompaña la historia (por más bizarra que sea) al lado de ellos, la cosa funciona. El problema es cuando se coloca por encima y a través de la lente transpira un aire de superioridad más cercano al que goza con el sufrimiento ajeno que al que intenta comprenderlo. En ese límite difuso y riesgoso se mueve Tverdosky con resultados desparejos.

El comienzo ya traza la sintonía típica del personaje miserable cuya vida será recreada con la prolijidad estética de quienes prefieren modelar una pose antes que recrear un drama humano. Natasha tiene 55 años y su vida no sale de una rutina asfixiante, de esas que vemos desfilar unas cuantas veces por los festivales. Su trabajo en el zoológico es un martirio porque las compañeras la hostigan con una frecuencia poco soportable y cuando regresa a su casa la espera su anciana madre, perseguida por delirios místicos y paranoias religiosas. Dentro de ese esquema tortuoso, el director nos regala de vez en cuando alguna dosis de oxígeno. Son aquellos momentos en los que la protagonista descansa, fuera del infierno laboral, frente al mar. Es el único lugar en el que puede reencontrarse consigo misma. Sin embargo, un malestar en la zona inferior de la espalda, la conduce al médico. Mientras espera acostada boca bajo en la camilla vemos que asoma un apéndice en forma de cola, una escena que haría reír al mismísimo Cronenberg. El tema es que la aparición no supone un escándalo para la vista del doctor, quien se mostrará interesado y atraído por Natasha. Al mismo tiempo, esta adoptará una actitud más vital frente a la posibilidad de un amor inminente. Por supuesto que todo este renacimiento en la protagonista es momentáneo ya que en el panteón de Tverdosky no hay lugar para la felicidad. El momento clave será un intento de relación sexual (dilatado) en el zoológico, filmado de modo que caigamos en ese terreno intermedio entre la risa y la bronca, situación que provocará una profunda decepción en Natasha. Dentro del marco narrativo disperso-que ya se afianza como un rasgo propio en la actualidad-hay lugar para otra historia: en la ciudad se habla de un espíritu maligno que posee a las personas, hecho que activa en la madre la necesidad de generar un exagerado santuario en la casa para ahuyentarlo.

Los pocos instantes de ternura que manifiesta la película son engañosos y confirman una vez más las verdaderas intenciones. Se dan cuando ella interactúa con los animales, una maniobra para mostrar que es una más de ellos. El problema es cuando el director se posiciona más cercano al tipo piola que al que denuncia el carácter monstruoso de un cuerpo social que discrimina y se corre espantado del que se ve diferente o escapa a la lógica de lo mismo. Y este es el riesgo constante al que se expone el director.

Fría, manierista, con una paleta de colores variados que seducirá a varios estetas, por momentos un drama, por otros una comedia negra, Zoology gana cuando está más cerca de un Tod Browning que de Todd Solondz.

Por Guillermo Colantonio
@guillermocolant

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2 COMENTARIOS

  1. Pocas peliculas vistas ultimamente me dieron tanto que pensar como ZOOLOGY en su abanico y su miltiplicidad de lecturas. No me parecieron que los instantes de ternura fuesen engañosos sino que esos momentos de oxigeno quedan acotadisimos en un universo tan expulsivo y pesimista como el que describe Tverdovsky.
    Quizas por mi falta de elementos no haya visto las situaciones en las que el director se pone como «tipo piola». Percibi, por cierto, que tiene una mirada para nada fria pero si impiadosa para sus personajes.
    Viendo los tiempos que corren, no sabria si llamarla impiasosa o sencillamente, muy realista.

  2. Hola Marcelo. Gracias por el comentario. Efectivamente, es una película que no deja indiferente y abre el juego de las posibles lecturas. Mi reparo tiene que ver con cierta exageración de la desgracia, con el punto de vista que construye el director en la forma en que presenta y se acerca a la protagonista, donde parece que no hay otra cosa que pensar que el mundo es un nido de personas degradadas. Es una impresión, por supuesto. Saludos

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