Últimas Conversas (Brasil – 2015)
Dirección y guion: Eduardo Coutinho / Fotografía: Jacques Cheuiche / Edición: Jordana Berg / Dirección de Arte: Emily Pirmez / Producción: João Moreira Salles / Duración: 85 minutos.
Hay personas que al pasar por la vida dejan una huella indeleble, Eduardo Coutinho es una de ellas. Documentalista extraordinario, Coutinho se acercaba a su objeto de estudio con una sensibilidad única. Puede ser un pequeño pueblo perdido (O Fim e o Princípio), la verdad y la puesta en escena (Jogo do cena) o cualquier otro tópico, en este caso la juventud y su tránsito hacia la joven adultez.
Rodada en nueve jornadas aquí repite parte del procedimiento de Jogo do cena, entrevistando a personas sentadas frente a cámara, en este caso adolescentes que completaron su formación secundaria y están preparando su ingreso a la Universidad.
Montado luego del asesinato del realizador, la editora Jordana Berg y el productor João Moreira Salles (responsables de completar el filme) se tomaron la libertad de mostrar un poco más del detrás de escena de lo que es habitual. De esta manera al comienzo del filme accedemos al pensamiento vivo de Coutinho y su angustia al sentir que la película no estaba yendo hacia el lugar donde él quería, tal vez porque a la edad de los entrevistados todavía no hay recuerdos consolidados y dudando si hubiera sido mejor entrevistar a niños.
Sin embargo este fragmento, tomado cuando todavía faltaba la mitad del rodaje, se contradice con la obra. Lo que vemos a continuación es una sucesión de testimonios, vivencias y reflexiones de gran profundidad e interés. Mayormente Coutinho conversa con adolescentes lúcidos que han tenido que enfrentar muchas dificultades, que aborrecen la discriminación y viven con naturalidad situaciones que nos hablan de como la sociedad está cambiando, en parte gracias a estos mismos pibes.
El sinsabor del filme es saber que no nos queda ninguna nueva película de Coutinho por esperar y que el maestro se fue ya octogenario pero con la capacidad intacta. Se lo va a extrañar mucho.
Por Fausto Nicolás Balbi
@FaustoNB