MDQFEST33: What You Gonna Do When the World’s on Fire? (2018), de Roberto Minervini

What You Gonna Do When the World’s on Fire? (Italia – 2018)
Festival de Cine de Venecia 2018: Premio UNICEF, Premio Fair Play Cinema, Premio Vivere da Sportivi
MDQFEST33: Competencia Internacional

Dirección: Roberto Minervini / Producción: Paolo Benzi, Denise Ping Lee, Roberto Minervini / Fotografía: Diego Romero Suárez-Llanos / Montaje: Marie Hélène Dozo / Sonido: Ingrid Simon, Bernat Fortiana Chico / Intervienen: Judy Hill, Dorothy Hill, Michael Nelson, Ronaldo King / Duración: 123 minutos.

En la breve pero intensa carrera de Roberto Minervini, reconocido por su audaz trabajo The other side (2015), nos abre otro juego con ¿What you gonna do…? una apuesta nueva para las preocupaciones sociales presentes en toda su filmografía.

Aquí se presenta nuevamente parado sobre el discurso del lenguaje documental y los filosos bordes que lo enlazan con la ficción, terreno de híbridos que a Minervini le interesan mucho y manipula con eficiencia. En cuanto al tema nuclear del filme éste centra su contenido clave en un conflicto aún sin solución: la gentrificación en Norteamérica especialmente focalizada en los antológicos barrios negros, la violencia circundante en torno a estos grupos marginados y el surgimiento de agrupaciones de resistencia al racismo vigente las “nuevas” panteras negras.

Historias separadas organizan una misma reflexión: mientras en el año 2017 una serie de homicidios a gente de color quedan sin resolución el grupo de “las panteras negras” reclaman por la validación de los derechos de aquellos muertos inocentes, Judy nos deja entrar en el mundo de sus pérdidas materiales, afectivas y controversias morales; y la trama de Rolando y Titus que mientras aguardan que su padre salga de la cárcel escuchan los mandatos de su madre y viven en la controversial cotidianeidad que las circunstancias les imponen.

Estos minirelatos, tres espejos que reflejan aristas distintas del mismo tema central, se nos presentan ordenados de manera alterna por la estructura del montaje. Con una cámara móvil, cercana a esos rostros expresivos, y de encuadres precisos, de una belleza en blanco y negro tan fuerte con los vozarrones de todos los personajes que hablan de sus entrañas y frente a la cámara.

El filme se prepone como un documental observacional, pero sin duda la distancia austera y sin influencias en la realidad no es tan purista como se propone. El montaje y la puesta de cámara sugieren un control claro y anterior al hecho filmado, por lo cual el acto observacional está hilvanado con los hilos de la disposición ficcional.

El final es la escena más feroz de todo el relato, la violencia explícita se abre ante nuestros ojos y todo lo escuchado en los testimonios ahora es un hecho, un elemento perturbador. La crudeza del mal se impone con los planos yuxtapuestos sobre el Mardi gras, los trajes bordados para la fiesta, el ritual de los rituales negros en occidente. A las culturas no se las mata, ni aún usando aquellas armas perversas que el discurso del poder bien conoce.

Por Victoria Leven
@LevenVictoria

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