If Beale Street Could Talk (Estados Unidos – 2018)
MDQFest33: Competencia Internacional
Dirección, Guion: Barry Jenkins / Producción: Adele Romanski, Sara Murphy, Barry Jenkins, Dede Gardner, Jeremy Kleiner, Megan Ellison / Fotografía: James Laxton / Montaje: Joi McMillon, Nat Sanders / Dirección de Arte: Mark Friedberg / Música: Nicholas Britell / Intérpretes: KiKi Layne, Stephan James, Regina King, Colman Domingo, Teyonah Parris, Michael Beach, Aunjanue Ellis, Diego Luna, Ebony Obsidian, Dominique Thorne / Duración: 117 minutos.
La calle que refiere el título es presentada como emblemática en los créditos iniciales a partir de un fragmento de la clásica novela de James Baldwin. Es el lugar donde confluyen el triunfo de la música y la tragedia en Harlem.
Barry Jenkins retoma la veta del Indie amable que lo consagrara en Moonlight, pero con resultados más lavaditos. Más cerca de la paleta cromática de Wong Kar –wai, narra un episodio en la mencionada ciudad hacia mediados de la década del setenta. Una pareja de jóvenes negros ve sus ilusiones rotas cuando al muchacho lo acusan injustamente de violar a una mujer. La trama se centra en los desmedidos esfuerzos de la familia de la chica para sacarlo de la cárcel y poder juntarse con su esposa e hijo. La evolución sentimental y el asunto en cuestión se muestran de manera fragmentaria, un cuadro que deja entrever todos los problemas de la comunidad afroamericana. En esa alternancia, los saltos temporales dilatan parte de la información importante y abren un abanico de interrogantes que mantienen la duda con efectividad. Pese al dramatismo de la situación, Jenkins aparece moderado en la construcción de los personajes y traza un universo femenino complejo y atractivo. Tanto Tish como su madre son dos leonas capaces de enfrentar estoicamente las circunstancias. No hay gritos ni llantos, pero sí un código establecido desde lo gestual y lo corporal que es muy importante para crear la empatía con el espectador. Además, pequeñas perlas de humor diseminadas en medio del drama. Por otro lado, también Fonny padecerá el encierro sin sobreactuar. La desesperación, en todo caso, recae en quienes están afuera y forman parte de un sistema que estigmatiza. Y no solo indignación, también tristeza por ver de qué modo se derrumba un ideal. En este sentido, allí están los ojos de las protagonistas para decirlo.
Sin embargo, vuelve a recargar en demasía las atmósferas con música y a ralentizar los movimientos innecesariamente. Frente a la potencia de documentales con temática similar dentro de esta edición del festival, If Beale Street Could Talk está por debajo de las expectativas. Jenkins es comprador, sabe manejar los momentos y dotarlos de candor dramático y de buen gusto sin ofender conciencias ni abusar de golpes bajos. El filme transmite en el mejor de los casos secuencias de intensidad emocional y en el peor, una melancolía un poco forzada y sostenida con mecanismos reparadores que marcan el camino a la estatuilla. Es de esperar que esta vez no se equivoquen.
Por Guillermo Colantonio
@guillermocolant