FIDBA: Entrevista a Mauricio Alamo, director de La desmemoriada: «en el filme trabajé la memoria desde los textos de Beckett»

La última semana, en el marco del Festival de Cine Documental de Buenos Aires, el realizador chileno Mauricio Alamo estuvo en la ciudad para asistir a la premiere mundial de su película La Desmemoriada, en la que de una manera poética se regresa sobre la figura de la actriz chilena Myriam Palacios, fallecida hace algunos años víctima de Alzheimer.

¿Cómo fue el proceso de construcción de tu documental “La desmemoriada”?

Todo parte cuando veo la obra de teatro “Los días felices” de Samuel Beckett y ahí conecto al personaje de la obra con la realidad que estaba viviendo la actriz que encarnaba el papel: Myriam Palacios. La conexión es porque la dos, personaje y actriz real, a pesar de tener una vida bien trágica buscaban un elemento del día, algo amable o cómico para agradecer que estaban vivas. Ahí fue que le propuse a Myriam hacer un texto mío que al principio se llamaba: “Memorias de cabeza femenina en extinción”, pues yo ya sabía que Myriam tenía Alzheimer, y además quise que participara en mi primer película Las golondrinas. Pero a ella le resultaban difíciles muchas de las actividades que conlleva la tarea de actriz pues no vivía cerca de la ciudad y yo entonces le llevaba el texto, el vestuario, la acompañaba y así tomé conciencia de que eso podía ser un documental sobre ella. Armar un diario de trabajo de esta actriz que pertenece a una generación que ya no existe, de estas grandes comediantes en Chile de las que hay un vacío muy grande. Pero no fue tan simple el proceso porque ella después se fue al asilo y no sabía cómo terminar de armar la película, lo que sabía es que como ella no podía memorizar el texto yo iba a trabajar con varias voces corales, con las actrices que habían trabajado en Las golondrinas, porque para mí tenía sentido porque son testimonios de gente joven que la admiraban. Fue muy especial porque Las golondrinas era mi primera película y para Myriam fue la última. Por ejemplo ella ya no estaba viviendo en su casa y yo tenía una hipótesis: que si yo volvía al lugar donde ella vivía sentía igual su presencia, porque cuando uno tiene una conexión muy grande con alguien siempre esa persona aparece, y por eso está el texto de Beckett que dice “Siento que alguien me mira, me ve nítida, borrosa, luego aparezco, luego desparezco” y ese texto me condujo a construir el universo de esta actriz que está desmemoriada.

Si pudieras decir qué tópicos atraviesan a tu película temáticamente, desde el más simple al más subtextual ¿Cuáles dirías que son?

Uno de los temas, tal vez el más simple es el de la memoria y como nos sujetamos a ella, como se va construyendo y si realmente la memoria es una construcción que vamos haciendo de la vida. La película reconstruye la memoria de ella, que a veces se olvida, que a veces llega un punto en que queremos avanzar y no pasa nada, bueno, pues así funciona la memoria. Ese sería un tema, y el otro, tiene que ver con la premisa que refiere a que cuando uno ama a alguien, aunque esté ausente, siempre está como diríamos su presencia, queda algo de esa ausencia que es muy fuerte, más que una evocación, es el enamoramiento que no desaparece.

Yo percibí tu película como un acto: El acto de recordar. ¿Qué diferencia hay para vos entre “el acto de recordar” y la memoria o el recuerdo?

Yo los veo de distinta manera, el acto de recordar es un tránsito que al recorrerlo a veces uno llega al recuerdo o veces uno vaga y no llega ahí pero llega a otro lado, a otra imagen que te puede gustar o sorprender, podés retroceder o avanzar como que es sinuoso. Yo en el filme trabajé la memoria desde los textos de Beckett y esa fue mi ruta, pero hoy sucede también que muchos documentales están trabajando el tema de la memoria desde otro lugar. Había una película de Ruiz en la que buscaban a una actriz, y no importaba si la encontraban o no, como al recuerdo, lo que importaba era que la buscaban.

¿Y pensás que se habla más de una memoria colectiva o una memoria individual, subjetiva y única?

Me gusta definitivamente cuando la memoria en el cine se construye de forma colectiva, creo que ahí toma otro valor. En La desmemoriada si no estuviera el testimonio de las actrices jóvenes la película no se sostendría. La memoria de los otros es lo que te permite descubrir cosas. Cuando uno está investigando por ejemplo, es siempre más interesante si se suman las miradas de otros, en lo colectivo es en donde se puede dibujar la memoria más allá de la mirada única del autor.

Contame sobre la decisión del uso de estos recursos en tu documental: las dos voces en off que narran, la de Myriam y la de María Paz, los seguimientos observacionales a tu protagonista que tiene una interacción sutil con vos y el uso de material de archivo.

El material de base es del año 2005, llevó muchos años hasta su conclusión. En esos años tomé un taller literario donde se trabajaba la construcción del personaje desde la paradoja y esa fue la clave para todas las decisiones que tomé después, ahí encontré la idea, la frase de la que partía todo: “La que no tiene memoria, recuerda”. Ahí busqué a María Paz para armar las dos voces junto a Myriam. Y ahí se cierra la paradoja entre la actriz joven que admira a Myriam, a mi relación con Myriam y los seguimientos, y a los archivos que son parte de la memoria de la que no recuerda.

Ya has realizado un largometraje de ficción “Las golondrinas” y este documental entre otros. ¿Qué encontrás como espacio discursivo en el documental que no se da de esa manera en la ficción?

En especial lo que encuentro es todo el proceso de investigación, es el hallazgo, el descubrimiento, esa búsqueda minuciosa, en la que uno se enamora de lo que se va revelando. En la ficción, creo yo, eso nunca va a ocurrir porque uno no encuentra esos materiales en la vida de esa manera. Paradójicamente la ficción es más biográfica, te saca más del inconsciente y te expone a inventar algo que tiene mucho que ver con uno. Me interesa el collage, esa mezcla indefinida de ambos. Pero en la investigación documental uno se extasía con el mundo que se te abre: las fotos que se encuentran, las entrevistas, reseñas, con los relatos de los otros que te cuentan historias sobre la historia que indagás, investigar, investigar y encontrar cosas que quedaron ahí tiradas, que pasan desapercibidas y vos las significas. Esas cosas te llevan a temas inimaginables que te hacen crecer. Y lo más importante es la relación que se arma entre el director y la persona real que tengo adelante. Y eso solamente te lo da la vivencia del documental.

Por Victoria Leven
@LevenVictoria

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