Ferreri y Ferrara: Las dos F del Bafici 2018

Las dos F del Bafici 2018

F1: FERRERI

La lúcida locura de Marco Ferreri / La lucida follia di Marco Ferreri (Italia – 2017)
Dirección: Anselma Dell Olio

Marco Ferreri  es uno de los más grandes directores italianos de la historia, alguien que irrumpió en el sistema para contrarrestar a una generación de maestros con una visión tan personal como explosiva. El primer mérito del documental de Anselma Dell Olio es internarse de lleno en el mundo de las imágenes del cineasta, de manera tal que nada interfiera a priori más allá de lo que vemos.  Además de una muy buena selección de escenas, hay valiosos aportes de personalidades de la talla de Isabelle Huppert, Hanna Schygulla, Serge Toubiana, y la inclusión de extractos de entrevistas que terminaron en escándalo (durante la presentación de La gran comilona) como de otras perlas cuyo contenido son frases geniales. Tres o cuatro ideas son claves para destacar la importancia de este gigante gordo con ojos azules y una barba inspirada en el Che. Primero, que forma parte de un panteón junto a Pasolini, Buñuel, Fassbinder, todos ellos ángeles de la destrucción capaces de plantear al mismo tiempo la resurrección de las estructuras. Luego, en un reportaje, un Ferreri cansado de las gansadas que le preguntan se queja de que nadie habla de su cine sino de lo que él dice. Mientras se analizan las películas de otros realizadores de su generación, sobre él siempre surgen comentarios de sociología, política, etcétera. Lúcido, desfachatado e intenso, se nos fue temprano, pero los que viven con pasión, se despiden así, como los grandes. Ver La lúcida locura de Marco Ferreri, en medio de tanto discurso cinematográfico monocorde, supone un retorno a la vitalidad del cine que  se  lleva en las venas contra la permanente caretaeada de las poses que se hacen llamar independientes.

F2: FERRARA

Alive in France (Francia – 2017)
Dirección: Abel Ferrara

Abel Ferrara se coló por la puerta de atrás en la generación de directores norteamericanos que revitalizaron la industria en la década del setenta. Lo hizo desde un lugar más sucio y desprolijo, internándose en el lado salvaje de Nueva York, el de los borrachos tirados en la calle, los dealers y los eternos perdedores de la noche. El tipo le ha dado tanto al cine y tan intensamente, que ahora la vida lo encuentra en una especie de exilado salvaje, fuera de época, filmando en Roma una plaza o repartiendo volantes de sus recitales en París y Toulouse. Alive in France es el registro de su paso por Francia a propósito de una retrospectiva, circunstancia que le da la oportunidad de organizar una serie de conciertos con su banda, formada por los muchachos que lo han acompañado durante su carrera con la música para las películas. En el escenario, Ferrara se une a sus colaboradores de siempre, el compositor Joe Delia, el cantante y actor Paul Hipp, y su esposa, la actriz Cristina Chiriac, para conciertos en el Métronome en Toulouse y el Salo Club en París en octubre de 2016. Lo que se ve es una familia de locos lindos, disfrutando de lo que hacen, ensayando, recorriendo lugares en busca de un público que no los reconoce y dando shows cuyas canciones remiten a las películas del realizador. La propuesta es irresistible, un verdadero subidón adrenalínico de esos que te hacen salir cantando del cine. Ferrara es un personaje que elude los lugares correctos, que se mete entre la gente, y que se filma con sus dientes podridos y su rostro lleno de surcos. La actitud punk de siempre se mantiene arriba del escenario y jamás lo convierte en un viejo resentido o enfrentado a las nuevas generaciones. Todo lo contrario, es capaz de saludar las puteadas, la indiferencia y la empatía de los jóvenes que se cruza con el mismo espíritu callejero. Un grande.

Por Guillermo Colantonio
@guillermocolant

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