Crítica: Quién te cantará (2018), de Carlos Vermut

Quién te cantará (España / Francia – 2018)
MDQFest33: Panorama – Autores

Dirección y  Guion: Carlos Vermut / Producción: Enrique López Lavigne / Fotografía: Eduard Grau / Montaje: Marta Velasco / Música: Alberto Iglesias / Intérpretes: Najwa Nimri, Eva Llorach, Natalia de Molina, Carme Elías / Distribuida por Netflix / Duración: 122min.

Carlos Vernut es un nombre que marca la presencia de un sello autoral claramente atractivo para quienes aman la fuerza de la imagen. De carácter potente despliega un poder visual como pocos hoy lograrían con genuina expresión.

Esta es la historia de tres mujeres, que claramente evoca a Tres mujeres de Robert Altman a la vez que a los extremos enredos fantasmáticos del melodrama almodovariano. Y su trama se sostiene sobre la historia de Lila Cassen, una ex cantante o más bien dicho una ex estrella, hoy con su memoria extraviada y una necesidad impuesta de volver a la escena como aquella que fue y ya no es.

La vida de Lila se enreda con la de otra mujer , que es Violeta, una fanática admiradora de Lila que la imita como quien copia aquello que idolatra siendo tan difícil despegar al imitador del llamado original porque la copia se apropia de esa identidad ajena y la eleva sobre sí misma.

La tercer mujer de este enredado narrativo es Blanca, la fiel ayudante y cuasi madre imaginaria de Lila que parece estar allí solo a la sombra de esa joven buscando como si fuera eso un designio inevitable que Lila vuelva a ser “Lila” y valga aquí la paradoja. La paradoja de este relato es la de ser quien se supone que se es, pero que para ser quien uno es debe ser otro que uno no es.

Lila debe volver a ser Lila y no sabemos si eso es lo que desea o no, Violeta querría ser Lila pero es solo una copia de ella, y Blanca quiere unir las partes, las piezas sueltas porque ella es alguien si Lila es Lila, por eso se ocupa de reconstruir lo ausente o lo perdido y une así Lila y Violeta con el objetivo de que Lila mirando a Violeta hacer de Lila, recuerde quien fue y recupere esa identidad.

Es un claro embrollo de identidades, de reflejos, de duplicidades, de originales y copias, de dos en uno, de ser otro para ser, porque la identidad está proyectada en la otredad como si el espacio individual de lo propio no existiera y todo fuera una proyección fantasmal la de uno en uno mismo sobre otros y la de otros sobre uno mismo.

El guion peca de enredar por sobre el enredo y se desbarajustan varios aspectos narrativos, es en este ámbito donde hace agua el relato.

Vernut, en cambio, sin errores impone por todos los ángulos del encuadre un gusto por la sugerencia, una belleza plástica en la relación fondo figura y en la iluminación llena de sombras que abrazan a los personajes casi explosivas. El uso del foco como un plano selectivo y poderoso resume una capacidad expresiva en muchos primeros planos donde se ve el trazo fino de su poder discursivo y las sensaciones que se proyectan en la pantalla son de una fuerza audiovisual realmente expansiva.

Por Victoria Leven
@LevenVictoria

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