MDQFEST33: John McEnroe, L´Empire de la perfection (2018), de Julien Faraut

John McEnroe: L’Empire de la perfection (Francia – 2018)
MDQFEST33: Panorama – Nuevos Autores

Dirección y Montaje: Julien Faraut / Producción: Raphaëlle Delauche, William Jéhannin / Fotografía: Gil de Kermadec / Música: Serge Teyssot-Gay / Intérpretes: John McEnroe, Ivan Lendl, Mathieu Amalric / Duración: 95 minutos.

Eludiendo los caminos del típico documental centrado en una figura pública, la película de Faraut es un ensayo fílmico que abarca diferentes aristas. Y es extraordinaria.

Por un lado, da cuenta de un héroe existencial, un deportista de la magnitud de McEnroe en medio de una generación dorada, luchando contra los demás pero fundamentalmente contra sus propios demonios. Por otro, es una notable exploración sobre los modos de filmar al tenis, de encapsular los movimientos para captar la magia de la técnica, contagiar la concentración del jugador. Por último, la puesta en escena de las similitudes entre el cine y el tenis, sobre todo por compartir (como decía Daney) una concepción del devenir temporal y la ilusión de realidad: “cuando ves un partido de tenis, no lo hacés” dice la voz de Mathieu Amalric. Los archivos impregnados de una estética vintage transcurren en su mayor parte en Roland Garros y muestran las diversas facetas de McEnroe, su genialidad, sus mañas y sus peleas, incluso con los fotógrafos y los cámaras. Al respecto, dentro de una estructura de cajas chinas, también se destaca el testimonio de otros documentalistas que fueron pioneros en el registro de estos eventos. De hecho, uno de los motores del proyecto fue el descubrimiento de rollos de películas filmados obsesivamente en torno a los movimientos de los jugadores (algo de lo que se ve al principio). Pero el acierto de Faraut es hacerlos interactuar con otros materiales de archivo para construir un collage atractivo y poderoso.

La secuencia final se concentra en una gran contienda frente a Ivan Lendl (los oponentes siempre están fuera de campo) donde el gigante, ese bailarín clásico sobre el polvo de ladrillo capaz de convertirse en una bestia, es derrotado. El registro se multiplica y McEnroe reacciona como un niño enojado, se repliega y llora. El personaje se come al deportista, el cine se come a la vida, pero quién nos quita lo bailado (con McEnroe).

Por Guillermo Colantonio
@guillermocolant

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