Crítica: Music and Apocalypse (2019), de Max Linz – BAFICI

Music and Apocalypse / Weitermachen Sanssouci (Alemania – 2019)
BAFICI 2019: Competencia Internacional

Dirección: Max Linz / Guion: Max Linz, Nicolas von Passavant / Producción: Maximilian Haslberger / Fotografía: Carlos Andrés López / Montaje: Bernd Euscher, René Frölke / Dirección de Arte: Sylvester Koziolek / Música: Gajek / Intérpretes: Sarah Ralfs, Sophie Rois, Philipp Hauß, Bernd Moss, Maryam Zaree / Duración: 80 minutos.

Muchas ideas son las que se postulan en Music and Apocalypse, la película alemana que abrió pálidamente la Competencia Internacional del Bafici 2019, y poco cine. No le sienta nada bien ni la sátira ni la comedia a Max Linz, director de esta ficción con apariencia de documental, fría y distante como la carga intelectual que pone por encima de todo. Un Instituto en Investigación Cibernética y Simulaciones está en peligro de cierre y sus estudiantes y autoridades intentan evitarlo. La trama avanza desangeladamente entre teorías, poses académicas y un juego con el musical que escasa empatía provoca al desnudar su naturaleza genérica en pos de un automatismo calculado.

Entre las voces que circulan por esa universidad aparece la de Phoebe Phaidon, una joven profesora que imparte un seminario y cae presa de sus dudas y contradicciones. En este mundo académico cuya biblioteca es tomada por los estudiantes, donde los diferentes agentes jamás llegan al consenso, los diálogos ocupan un primer plano y exigen predisposición para seguir un ritmo agotador. A ello se le suman pasajes visuales en torno a los simulacros de la realidad, como si hubiera un metadiscurso paralelo con ribetes filosóficos, una especie de muestrario donde las identidades tienden a disolverse socialmente. De hecho, uno de los problemas de la película es que pide a gritos la asociación entre el mundo externo pulverizado y el espacio académico en sí, alejado del planeta Tierra como un cohete a la luna ¿Para qué se investiga? ¿Qué relevancia tienen estos proyectos en la vida de las personas? Estas son algunas de las preguntas que flotan por ahí. Sin embargo, se desperdicia un material interesante (el costado político de la cuestión) en aras de la banalización disfrazada de importancia.

El otro inconveniente atañe al humor como recurso. Prácticamente no funciona. El temor a quedar en evidencia con un trazo más grueso (y sanguíneo, si se quiere) conduce a una galería de actos y rostros monótonos. Linz se deja vencer por la sutileza allí donde debería patear el tablero. De este modo, las situaciones aparecen despojadas de emoción, de vida y el cálculo intelectual se carga la película innecesariamente más allá de que el tema parece ameritarlo. Cuando el mensaje y la alegoría corren adelante (un profesor se llama Abstract-Wege, algo así como formas abstractas, en una de las tantas corridas interpretativas), asoman con frecuencia las dificultades que encierra Music and Apocalypse y la única acidez posible radica en el estómago.

Por Guillermo Colantonio
@guillermocolant

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