Crítica: Tres son multitud (2006), de Anthony y Joe Russo

Tres son multitud / You, Me and Dupree (Estados Unidos – 2006)

Dirección: Anthony y Joe Russo / Guión: Michael Le Sieur / Director de fotografía: Charles Minsky / Producción: Owen Wilson, Scott Stuber y Mary Parent / Montaje: Peter Ellis y Debra Neil-Fisher / Intérpretes: Owen Wilson, Kate Hudson, Matt Dillon, Seth Rogen y Michael Douglas / Duración: 108 minutos

Como si el recurso se fuera agotando de a poco, y lo que antes sorprendía ahora va encontrando sus propios límites, Tres son multitud es apenas una comedia ligera y efectiva sobre la adolescencia tardía y la negativa a perder la identidad en pos de la construcción social de instituciones tan reconocibles como la familia. Podríamos considerarla un integrante menor de la Nueva Comedia Americana, o también un vehículo para el lucimiento exclusivo de Owen Wilson.

Es que al muchacho de la voz nasal le sientan bien esos personajes hedonistas, al borde de la vagancia, y Randy Dupree tiene mucho de eso: un espíritu libre que tendrá la posibilidad de redimirse luego de hacerles la vida imposible a su amigo Carl (Matt Dillon) y a su mujer Molly (Kate Hudson). La parejita acaba de casarse, están en los primeros días de convivencia y al hogar recién constituido llega Dupree, que fue padrino de la boda y se quedó sin trabajo y sin casa, para instalarse hasta que consiga una ocupación. De más está decir que no será una buena idea.

Los problemas del guión son notorios. A mitad de la historia hay un giro brusco, bastante forzado, que da vuelta a los personajes como medias sin una lógica interna. Y en cuanto a la construcción del relato Tres son multitud sigue en paralelo la redención de Dupree y la búsqueda de identidad de Carl (es empleado de su suegro -Michael Douglas- que lo degrada continuamente), pero este último conflicto nunca logra hacer pie y siempre aparenta ser funcional a la transición entre “locura” y “locura” de Wilson. Está claro que su personaje es un contrapunto, pero los directores no lo entienden así, y su protagonismo excede lo necesario. Lo que termina atentando contra la fluidez del relato.

De más está decir que los hermanos Anthony y Joe Russo, los directores y guionistas (que están a años luz de otros hermanos, los Farrelly), esbozan una mirada crítica acerca de la postura masculina ante el matrimonio que no logran mantener en el final, cuando la moraleja se impone. Así y todo resulta inquietante la invisibilidad de algunos personajes femeninos (la mujer de Neil, a cargo del graciosísimo Seth Rogen; la chica lujuriosa que le presentan a Dupree), como un poder que domina irracionalmente desde las sombras.

Sin embargo contra todos estos reparos, la comedia funciona. Lo hace porque Owen Wilson puede sostener la película sobre sus hombros (igual se nota que luce más con un Ben Stiller o un Vince Vaughn al lado), el humor más allá de algún chiste gastado es efectivo y se evita todo sentimentalismo y gravedad sobre el final. Por eso cuando Tres son multitud encuentra la “carlosidad” tan apreciada por Dupree, es un film divertidísimo; cuando no, es apenas simpático.

Por Mex Faliero
@mexfaliero

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