Crítica: Les garçons sauvages (2017), de Bertrand Mandico

Les garçons sauvages (Francia – 2017)
MDQFEST32: Panorama – Nuevos Autores

Dirección, guion, arte: Bertrand Mandico / Fotografía: Pascale Granel / Montaje: Laure Saint Marc / Sonido: Simon Apostolou / Música: Pierre Desprats, Hekla Magnusdottir / Producción: Emmanuel Chaumet / Intérpretes: Pauline Lorillard, Vimala Pons, Diane Rouxel, Anaël Snoek, Mathilde Warnier / Duración: 110 minutos.

Luego de su estreno en la semana de la crítica de Venecia y su posterior exhibición en el Festival de Cine fantástico de París, se presentó en Mar del Plata Les garçons sauvages, ópera prima del artista experimental francés Bertrand Mandico. Más allá de su interesante itinerario festivalero (que tendrá continuidad nada menos que en Róterdam), una puesta arriesgada y ciertos logros parciales, Les garçons… termina siendo tan sorprendente como decepcionante.

El filme cuenta la historia de cuatro violentos muchachos que son enviados a altamar, con el objetivo de que el capitán del barco pueda atemperar sus impulsos agresivos. Estos adolescentes enfrentarán adversidades tanto sobre el buque como en una sobrenatural isla del placer. La representación de la violencia machista, en los primeros minutos de la película, es demasiado intensa y solo encuentra justificación sobre el final del metraje cuando la interesante parábola feminista que construye quede expuesta en toda su dimensión.

Lamentablemente para ese entonces la saturadora música extradiegética (presumiblemente incorporada para intentar dotar al relato de un ritmo que el montaje no logra aportar), la acumulación de referencias simbólicas que remiten a la genitalidad y cierto conservadurismo al representar la fisicidad del placer sexual, harán que la alegoría quede diluida entre tanto desborde.

Les garçons sauvages no es una película exenta de aciertos. Las cuatro jóvenes protagonistas componen roles masculinos creíbles en interpretaciones complejas y logradas. El filme habla sobre un tema de urgente actualidad con un mensaje claro y positivo inmerso en un relato fantástico. Pero la exuberancia (visual, narrativa y simbólica) de la propuesta complota contra el resultado final.

Por Fausto Nicolás Balbi
@FaustoNB

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