Sandra Gugliotta, directora de “Retiros (in)voluntarios”: “Mi historia es apenas la excusa para contar otra”

Entrevista publicada originalmente como parte de la cobertura del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2020.

Hace pocas horas la realizadora Sandra Gugliotta estrenó su nuevo documental Retiros (in)voluntarios, en el que da cuenta sobre la agresiva política de despidos que tuvo France Telecom durante los años 2000 que terminó con varios trabajadores suicidados. Política que había anticipado su filial argentina durante los años del menemato. Nuestro compañero Felix De Cunto pudo dialogar con la cineasta sobre este valioso trabajo que llega hoy a la cartelera porteña.

Si bien, aclarás que el disparador fue la depresión de tu padre, ¿Cuándo te diste cuenta realmente que ahí había un proyecto que llevar a cabo?
En realidad, se me sumaron la noticia de los suicidios de los trabajadores de France Telecom con algo que lo dice la película que es que está inspirada en el libro “La privatización de los cuerpos” de Damián Pierbattisti. Hace mucho tiempo hubo una noticia donde se comparaba la situación en Francia con la privatización de Argentina, como si lo que ocurrió acá en los noventa hubiese sido un laboratorio para lo sucedido en Europa. Esa es la investigación que llevó adelante Damián durante 10 años. De esa manera, al tener contacto con ese material es que empiezo mi propio camino que fue de mucho tiempo, con muchísimo más material y sobre mucha más gente tanto de acá de Argentina como de Francia.

Respecto a la realización, hay un trabajo casi de road movie, de ir y buscar a cada uno de los testigos. De hecho vos filmás la ruta y las calles como parte de ese trayecto investigativo que une Argentina y Francia. ¿Cuándo fue filmado?
Yo empecé a ir en 2018, 2019 aproximadamente. No es de la época de los hechos sino después. Primero realicé un viaje en 2017 y después de eso, hice tres más en los cuáles ya me quedé mucho más tiempo. Lo que me ayudó bastante es que pude establecer una relación con esas personas, quienes si bien no son amigos, sí tengo una relación personal con ellos.

Hay un momento donde señalás que una de las entrevistadas te pidió expresamente reunirse fuera de su ciudad, en un lugar más alejado. ¿Existía algún tipo de peligrosidad alrededor de la investigación?
El caso de esa mujer es interesante ya que ella había tenido bastante exposición en prensa por haber sido de las poquísimas personas que le hicieron una demanda a France Telecom. Ya en las primeras conversaciones me pidió que la entrevista fuese realizada fuera de la ciudad porque no se sentía bien hablando de este tema en el centro o delante de cierta gente. Su exposición en prensa también la convirtió en una víctima. Y dentro de las consecuencias que sufrió- algunas que por respeto elegí descartar del documental- cuenta como se le dificulta conseguir empleo. Cuando pide trabajo, a ella le averiguan los antecedentes, le investigan su pasado, etc. Ella es como diríamos acá “una quilombera”. Pero así y todo es de las pocas que se ha plantado. Han ido sus jefes a tribunales. Es una mujer a la que le costó mucho conseguir trabajo, que sufrió mucho y así y todo, lo que cuenta es alucinante. Por ejemplo cuando habla del concepto de la placardización en el cual las empresas los aíslan del resto de los compañeros, por más que estén contratados no les dan tareas, al punto que los terminan quebrando psicológicamente para que abandonen su puesto. Hay acoso pero no hay testigos porque nadie quiere hablar. En ese sentido, hay una diferencia entre lo que ocurre en Francia y en Argentina. Allá hay menos redes afectivas que acá, de alguna manera sucede que en este país es normal que estemos siempre mal. Y otra cuestión es que a diferencia de la sociedad francesa, uno no se define solo por los niveles económicos o su situación laboral. Eso provoca que las mismas estrategias impacten de modos completamente distintos en uno y otro lugar.

¿En algún momento pensaste el proyecto como un documental autobiográfico?
La verdad es que no me parecía contar mi historia porque por suerte mi papá está vivo. De alguna manera, mi historia es apenas la excusa para contar esta otra. Nunca lo pensé autobiográficamente. Sin embargo, acceder a los relatos de esas personas para mí fue increíble. Jamás pensé que yo podía estar en contacto con esa gente y que esa gente podía abrirse y confiar en mí. Entonces, tener esta cuestión previa de la depresión de mi padre sumado a esta persona -que soy yo- que habla en un francés con acento argentino me permitió abrir un espacio de intimidad, y por lo tanto, de mayor libertad.

Por Felix De Cunto
@felix_decunto

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