Pipí mil, pupú 2 lucas (Venezuela – 2013)
Dirección, guion y producción: Enrique R. Bencomo y Fernando R Bencomo / Edición y mezcla: Enrique R. Bencomo / Música: Enrique R. Bencomo y Fernando R. Bencomo / Intérpretes: César Perozo, Andrea Jiménez, Luciano Tribuiani, David Alonso, Miguel Peña, Juan «Mimou» González, Marcel Fernández, Carlos Arraiz, Daneyssa Aguilera y Javier Figuera / Duración: 70 Minutos.
CINE DE GUERRILLA
Los hermanos Fernando y Enrique Bencomo son una especie de Tarantino venezolano en lo que refiere a la estética y los temas que abordan en su ópera prima. Narcos, ladrones, trampas, venganzas y ríos de sangre recorren los 70 minutos de duración del filme. Pero a diferencia del realizador estadounidense, los Bencono saben a conciencia que Caracas es una de las ciudades más violentas del mundo y viven día a día esa realidad.
Con un presupuesto irrisorio (u$s 1000) logran hilvanar una historia vertiginosa donde la traición es moneda corriente. Lo más atractivo de Pipi Mil Pupu Dos lucas es como está conformada su estructura narrativa. Se presentan elementos sueltos, a modo de un rompecabezas, que con el circular de la historia comienzan a encajar a la perfección. Aquí el plazo temporal es un entramado complejo y agudamente ejecutado, los flashbacks organizan el relato a la vez que ceden y retiran el punto de vista de cada personaje. Es una forma de ver como el pasado afecta al presente, lo cual provoca una configuración de varios hilos argumentales que encuentran su climax hacia el final del filme. Nos encontramos ante una no linealidad narrativa completamente funcional al relato.
El aspecto inflado, granuloso, desprolijo, de naturalismo extremo, obliga a una percepción carente de símbolos. El espectador se entrega a un fluir de energías visuales donde los colores, los movimientos y el sonido adquieren valor por sí mismos. No queda más que seguir de cerca este cine visceral y espontáneo que plantean los hermanos Bencomo. Un cine de guerrilla, de la periferia que ofrece una alternativa diferente a la de los cánones de la cinematografía dominante.
Por María Paula Rios
@_Live_in_Peace