Latinarab: Maid for each (2016), de Maher Abi-Samra

Makhdoumin / Maid for each / Mucamas para todos (Líbano / Francia / Noruega / Emiratos Árabes – 2016)

Dirección: Maher Abi-Samra / Guion: Maher Abi-Samra, Maya Abdul-Malak / Producción: Sabine Sidawi, Jinane Dagher / Dirección de fotografía: Claire Mathon / Edición: Rana Sabbagha, Ruben Korenfeld / Sonido: Moncef Taleb, Jean-Guy Veran / Intervienen: Zein el Amin, Amal Barakat, Bernadette Hodeib, Rahel Zegeye / Duración: 67 minutos.

ESBOZOS DE VISIBILIDAD

“Hola, el negocio de las mucamas y yo estamos bien”. Así atiende por teléfono el dueño de una agencia de contratación de personal doméstico pero su aparente liviandad queda desestimada en pocos segundos. Por el contrario, habilita un desdoblamiento paradójico: el despliegue de testimonios de los trabajadores de la agencia y/o las personas que recurren a dicho servicio frente al silencio de quienes son empleadas.

A maid for each trabaja en esta oposición permanente, donde los primeros tienen rostro, voz y poder económico/de decisión y las segundas aparecen como índices ya sea desde los legajos, en las anécdotas de terceros, en los bordes de las fotos como seres invisibles o en la descripción de la ruta para traerlas de diferentes países o traficarlas.

El trabajo del director Maher Abi Samra se asemeja a dos propuestas del proyecto artístico Ciudades Paralelas (la intervención de ocho espacios cotidianos transformados en escenarios temporales en Berlín, Buenos Aires, Varsovia y Zúrich). Uno de ellos es Prime Time de Dominic Huber en el cual registra los testimonios en off de varios vecinos y en lugar de exhibirlos se los representa con la luz de su departamento. En el caso del documental, también hay un detenimiento en las diferentes ventanas de la agencia y variadas voces en off que comentan tradiciones familiares, experiencias propias o ajenas hasta darle rostro a quienes manejan el negocio.

El otro proyecto mantiene un lazo mucho mayor, aunque se postula en sentido inverso. Se trata de Mucamas, la obra de Lola Arias, en la cual una persona recorre diferentes habitaciones de un hotel y, a través de objetos personales, conoce la historia de quienes trabajan allí. Samra, por su parte, evidencia de forma constante la invisibilidad de estas mujeres desde su no mostración o su carácter indicial pero también desde la idea del jefe que considera a la empresa como un estado en sí mismo, es decir, avalado tanto por diferentes ministerios como por la policía y el poder económico.

La concepción de tejido también es adoptada por el pasaje continuo de los idiomas: árabe, francés y etíope y su aclaración en los subtítulos produce cierta distracción, mientras que el vínculo con el afuera está mediado por la televisión, los teléfonos y los celulares.

Más allá de esto, el documental consigue variar de tono y ritmo gracias a la exploración contante en conjunto con las imágenes y los testimonios, incluso, con el guiño de una de las historias ficcionalizadas o el mapa sobre la ventana con las rutas y los pagos respectivos; un recorrido que, al final, reemplaza la voz por la imagen aunque no sea más que un esbozo genérico.

Por Brenda Caletti
@117brenn

 

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