Crítica: Todo lo que necesitas es amor (2012), de Susanne Bier

Todo lo que necesitas es amor / Den skaldede frisør (Francia / Alemania / Suecia / Italia / Dinamarca – 2012)

Dirección: Susanne Bier / Guión: Anders Thomas Jensen y Susanne Bier /Fotografía: Morten Soborg / Música: Johan Soderqvist / Duración:116 minutos.

CONFESIONES LIBERADORAS

La realizadora dinamarquesa Susanne Bier estrena en Argentina Todo lo que necesitas es amor. Un filme que explora los íntimos recovecos de un par de familias disfuncionales, que se ven ocasionalmente unidas por el casamiento de cada uno de sus hijos. Con el fin de la celebración de la boda, los integrantes de ambas familias deberán viajar a Sorrento, costa sur italiana.

Sin perder su eje temático y para reforzar una larga trayectoria artística dedicada a la realización de películas en donde lo que se representa son dramas familiares, Susanne Bier apuesta nuevamente a su tradición, y en Todo lo que necesitas es amor no sorprende cuando a lo largo del metraje se dejan ver, una tras otras, escenas de profundos y extensos diálogos en los que, entre ironía y sarcasmo, lo que se pone en juego es el destino de cada uno de los personajes.

Otro de sus fetiches es la representación de la figura femenina, y en este caso Ida (Trine Dyrholm) en el rol protagónico es quien lleva adelante toda la acción. En el cuerpo de una paciente recuperada de cáncer de mama, y con un esposo infiel, Ida, de profesión peluquera, deberá sobreponerse a los malos tragos que la vida le ha venido presentando. En el fervor de su reciente sanación, y con una posible separación en puerta, ella viaja a Italia a la celebración de la boda de su hija mayor, quien en evidente desconocimiento de todo lo sucedido, no sólo deberá enterarse de todas estas noticias, sino también tener la suficiente valentía para sostener la farsa más grande de su vida: el casamiento con un hombre del que duda de su amor.

Ante la trama intrincada se opone la pasividad de la ensoñada costa sorrentina, ambiente que colabora a poner un manto de piedad sobre la febril situación sentimental de cada uno de los personajes de esta historia de seres quienes, con su alma herida de muerte, necesitan concentrarse en encontrar una salida liberadora para sus afecciones. Por una copa de más o por el relax que ofrece la vista al mar azul, las verdades comienzan a florecer, y las represiones y antiguos miedos van quedando, poco a poco, en el olvido.

Casi como para evocar una receta magistral a tanto problema existencial, el título del filme se presenta a modo etiqueta. Todo lo que necesitas es amor, parece ser la salida mágica a un casamiento no deseado, a soportar la presencia de la amante de tu marido en tu propia casa o a aceptar que la persona de la que siempre estuviste enamorada te desestima. La respuesta es el amor, pero ¿cómo? El filme no propone soluciones (si pudiera tampoco lo haría), lo que viene a recordar es que el poder de cambio está dentro de cada ser humano. Una mirada poco prescriptiva pero, al parecer, muy reveladora.

Desde un punto de vista cinematográfico son acertados algunos planos en los que se resume la posición en la que cada personaje se encuentra dentro de la historia. Un plano general en donde cada uno de ellos se asoma por diferentes ventanas, anuncia la situación actual del estado de sus relaciones. Previsible o no, el encuadre resulta eficaz ya que la dinámica propuesta por Bier es la de un conjunto de personajes que se encuentran en constante movimiento, se chocan, se unen y se repelen como campos magnéticos cuyas trayectorias son impulsadas por sus aciertos o sus fracasos. Andan por caminos empinados y tambalean en las cornisas, pero siempre salen fortalecidos, al menos espiritualmente.

Por Paula Caffaro
redaccion@cineramaplus.com.ar

 

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