Ella es Cristina (Chile – 2019)
Estreno a través de la plataforma Puentes de Cine. También disponible en Amazon Prime Video.
Dirección y guion: Gonzalo Maza / Producción: Siobhan Flynn, Salma Hayek, Carmen Luz Parot, Gonzalo Maza, Nicolas San Martin, Andres Valdivia, Horacio Valdivia, Alejandro Wise / Música original: Cristóbal Carvajal / Fotografía: Benjamín Echazarreta / Intérpretes: Mariana Derderián, Paloma Salas, Roberto Farias, Néstor Cantillana, Daniela Castillo Toro, Alejandro Goic, Claudia Celedón / Duración: 82 minutos.
Ahhhh la crisis de los 30: esa etapa donde la adultez ya no pide permiso y se empieza a colar por todos los resquicios de la vida. Que si la convivencia en pareja conduce inevitablemente al matrimonio, que cómo pagar las cuentas sin un trabajo estable, que los sueños de la juventud ya no se ven tan a mano como alguna vez parecieron estarlo. Pero la crisis de los 30, se sabe, no es una regla y varía en cada cultura. El cine ha proporcionado estereotipos de las inquietudes existenciales que azotan a esta edad. Así como tenemos presente a la Nouvelle Vague con sus jovencitos pateando y filosofando sobre las calles de París, New York tiene a los treintañeros nocturnos de las películas de Cassavetes y a los personajes arty de Woody Allen. Sobre esa segunda línea, con el mote de “independiente” brillando en su monocromatismo caprichoso, es que se acopla Ella es Cristina. En su largometraje debut, el director y guionista Gonzalo Maza elige filmar su molde: una Santiago residencial, habitada por jóvenes adultos de clase media/media alta que sobreviven a la precarización laboral tomando clases de dramaturgia, fumando porro en fiestas y decidiendo de tanto en tanto hacia donde rumbear la vida. El vehículo para darle volumen a este tránsito es Cristina, una chica dócil, algo naif, recientemente divorciada y en medio de una crisis creativa como dibujante. Por otra parte Susana, su amiga de la infancia, también tiene sus temas: no logra armar una pareja estable y se ve tironeada por la relación conflictiva que tiene con una madre poco interesada en ella y un padre lo bastante manipulador para embaucarla en sus problemas económicos.
Es difícil no ver a Ella es Cristina como una wanna be chilena de Frances Ha (Noah Baumbach, 2007). No es que haya algo malo en el blanco y negro de la imagen y en ese tono deadpan que amortigua el pasaje que va de la comedia de enredos al drama existencial; pero la distancia que habría entre Frances y Cristina no existe para la película. Se supone que estamos en Chile, en la ciudad de Santiago pero sí hay algo que Maza consigue es armar un universo cosmopolita que -sin mostrar nunca un edificio- borra por completo cualquier vínculo que nos permita reconocer rasgos de ese país. Estos personajes no toman transportes, no van al trabajo, no se cruzan con otras personas fuera de su mundo. Usan Twitter, comen queso brie y consumen lo que consumiría alguien en cualquier parte del hemisferio norte. Si, es verdad, esto permite una focalización más certera en el conflicto intimista que propone la película. El núcleo duro a fin de cuentas es Cristina haciéndose cargo de sus decisiones o de las consecuencias de no decidir (convengamos que si no fuese por su amiga Susana, Cristina haría todo lo que los hombres sociópatas con los que termina, quisieran). Pero digamos que Maza es consciente de que está retratando a una clase social más preocupada por triunfar en el mundillo del arte que por lo que ocurre a su alrededor. Sin embargo, lo que podría haber sido una autocrítica real de ese universo desinteresado socialmente, termina cayendo siempre en un gesto paródico, distanciado, donde todo lo que se diga queda tamizado por lo inexpresivo o bien por lo hiperbólico como ocurre en esa escena en que el tallerista explota, grita, se encabrona con una alumna porque su texto no es lo suficientemente político cuando, para él, todo acto es político, al punto de terminar abandonando la clase.
Por Felix De Cunto
@felix_decunto