BAFICI: Crítica de «Solar», de Manuel Abramovich

Solar (Argentina – 2016)

Dirección y Producción: Manuel Abramovich / Guion: Manuel Abramovich, 
Flavio Cabobianco, Fernando Krapp, Javier Zevallos / 
Fotografía: Manuel Abramovich, Flavio Cabobianco / Edición: Anita Remón / 
Sonido: Sofía Straface / Intervienen: Flavio Cabobianco, Marcos Cabobianco, 
Alba Zuccoli de Cabobianco
 / Duración: 73 minutos.

DESCARTES ATREVIDOS

¿Cómo sirven estos videos a la película? Si bien al comienzo la pregunta pasa desapercibida, con el correr del metraje demuestra su importancia: es la lógica sobre la cual se sostiene Solar, es decir, se trata de un filme construido a partir de material de descarte, de tomas de prueba y de una constante exhibición del artificio cinematográfico. Esto ya se plantea en las primeras imágenes, donde Flavio acomoda la cámara de mano en diversas posiciones, se transforma en protagonista o posible voyeur de los espectadores, según el momento.

El inicio ya propone una mirada tripartita que se modifica de forma permanente: como un diario íntimo o una bitácora de viaje, focalizado en un espectador voyeur o en un protagonista que espía desde la pantalla hacia la sala. Dichas ópticas se trabajan desde la historia de Flavio Cababianco, el niño que en los 90 decía venir del sol y había publicado el libro que daba cuenta de sus experiencias.

Sin embargo, Manuel Abramovich procede en Solar como si tratara de un juego de muñecas rusas: conforma los puntos de vista antes mencionados para reforzar la idea de documental y lo acompaña, a su vez, con material audiovisual de la época, el contraste con las grabaciones actuales de Cababianco, su familia y una suerte de puesta en crisis de aquellas vivencias y con la excusa de la reedición del libro Vengo del sol. Todo este trabajo está puesto al servicio de un fin más amplio y profundo: el análisis y el cuestionamiento a las figuras de autor y de director.

En el primer caso se vale del pasado de Cababianco y de la relación con su familia para delimitar estos rasgos. En el segundo caso a través del cambio de roles: tanto Cababianco como Abramovich juegan a ser director y protagonista a lo largo del filme. Esta decisión implica tanto una mirada sobre la diégesis como también sobre la operatividad de los componentes del dispositivo. Por tal motivo, es Abramovich quien termina de postularse como director, más allá de las posibilidades que habilite Solar porque es él quien juega con la ambigüedad de las visiones o quien subraya el artificio del cine con la exhibición de la sonidista, del juego de espejos de las cámaras, de los susurros para crear un clima, etc.

La pregunta del inicio, entonces, cobra su mayor fuerza: el cine no sólo puede aún hablar sobre sí mismo y desde sus propias capacidades, sino que, además, encuentra la manera de cuestionar aquellas definiciones establecidas. Para eso sirven estos videos.

Por Brenda Caletti
redaccion@cineramaplus.com.ar

 

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