TV: Crítica de «Doctor Foster»

Doctor Foster (Reino unido 2015 – Actualidad)

Creador: Mike Bartlett / Producción: Grainne Marmion, Kate Crowther / Intérpretes: Suranne Jones, Bertie Carvel, Tom Taylor, Thusitha Jayasundera, Shazia Nicholls, Jodie Comer, Sara Stewart / Compañías productoras: Drama Republic, BBC / Episodios: 10 / Cadena original: BBC1 / Distribución en Latinoamérica: Netflix.

SIN NADA QUE PERDER

Gemma Foster tiene una vida perfecta: marido apuesto, un hijo, casa, auto (dos), un puesto de cierta importancia en una clínica. Ella también lo es: una madre perfecta, una doctora talentosa y no es mala ganando dinero (así la presenta su propio marido). Imaginamos que ese mundo tiene que desmoronarse pues, si no, no habría relato, no habría historia. No hace falta mucho para lograrlo, bien sabemos que destruir es mucho más fácil que construir y también hemos visto muchas vidas burguesas impecables destrozarse por un incidente. No encontraremos nada sorprendente aquí: el descubrimiento de la infidelidad marital pone en jaque años de matrimonio. Pero es en ese momento y con un poder de síntesis impecable en que se produce la anagnórisis que nos pega una cachetada al tiempo que nos dice “esta no es una serie más”.

La anagnórisis es el momento en el que el héroe de la tragedia griega comprende su destino trágico y que ha sido todo este tiempo un juguete del destino. Sería algo así como el reverso oscuro de la epifanía. Con unas fotos, un mensaje en el celular y un juego de miradas descubrimos el drama real de la serie: todos son cómplices del engaño. En apenas un minuto y sin diálogos Mike Bartlett (el showrunner) nos anticipa todos los conflictos no sólo de la primera temporada sino también de la segunda, recién comenzada.

Gemma es una outsider, una intrusa. Por su marido dejó todo: su ciudad, sus amigos, su familia y hasta su apellido. Formó otra familia e hizo nuevos amigos, pero esa ya no era vida, ya que no era propia sino prestada; esto es lo que irá comprendiendo a duras penas capítulo a capítulo. Cuando ocurra la crisis, como si fuera un día de vencimiento, su acreedor comenzará a cobrarse las deudas y con intereses. A su vez Gemma es mujer y sufre todos los modos de violencia de género por parte de su cónyuge, sus compañeros de trabajo y sus vecinos. No siempre actuará según el manual de la corrección política o la guía (no escrita) de buena madre, amiga y vecina. Pero no podemos exigirle la perfección a la víctima y menos con tantos victimarios a su alrededor.

La doctora Foster impondrá su femineidad, hará valer sus derechos aunque a un precio muy alto, no tolera ser víctima y menos aún la injusticia. Su mundo alrededor se desmorona pero eso no la intimida, siempre sube la apuesta. Se sabe momento a momento con menos cosas por perder.

Cuando se caza a un animal peligroso en grupo se aconseja siempre dejarle una vía de escape pues si la fiera se siente sin encerrada es capaz de una ferocidad sin límites. Eso están haciendo con Gemma y en los próximos capítulos veremos una furia desencadenada de la que nadie saldrá ileso, quizás ni ella misma.

Por Martín Miguel Pereira
redaccion@cineramaplus.com.ar

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