Zoolander 2 (Estados Unidos – 2016)
Dirección: Ben Stiller / Guión: Justin Theroux, Ben Stiller / Fotografía: Daniel Mindel / Música: Theodore Shapiro / Producción: Stuart Cornfeld, Scott Rudin / Intérpretes: Ben Stiller, Owen Wilson, Penélope Cruz, Will Ferrell, Christine Taylor, Kristen Wiig / Duración: 102 minutos.
ELOGIO DE LA IMPERFECCIÓN
Vemos una persecución entre motos y automóviles en medio de la ciudad de Roma. Cuando la persecución llega a su fin descubrimos que debajo de la capucha se encuentra, nada mas y nada menos, que Justin Biever. Y, para terror de las fans, está a punto de ser asesinado. A pesar que la estrella pop pide ayuda a Sting, este no se la otorga (¿justicia poética?), y Justin muere ridiculamente acribillado. Con el último aliento se saca una selfie haciendo una mirada de la autoría de Derek Zoolander.
Esta es la primera secuencia de Zoolander 2, que comienza con mucho empuje (muy arriba diríamos en una jerga más coloquial), entonces el desafío será mantener este nervio fílmico. Es cierto que hay baches narrativos o chistes no muy eficaces en la media del filme, pero hay que rescatar que el espíritu de la primera parte se mantiene allí, intacto. Lo mismo que pasa con la mirada Blue Steel de Derek Zoolander, está apagada, sin pasión, hasta que resurge de otra forma, y ofrece todo lo que sus fans buscan.
Si, es una película para los fanáticos que quieren saber lo que pasó con Hansel y sus orgías, con el hijo de Derek, y por supuesto, si va a volver el malvado Mugatu, el creador de la corbatas piano. También están los múltiples cameos de famosos, párrafo aparte merece el personaje de Benedict Cumberbatch quien interpreta a All, un ser andrógino que llega al paroxismo de casarse consigo mismo. En este punto el género ya no importa, por más que Derek y Hansel, confundidos, insistan en una definición genital (ambos en el universo del filme están demodé).
Como comienza, termina, con toda la fuerza y más identitaria que nunca. El microcosmos Zoolander 2 explota en una sucesión de gags dementes, imprevisibles y provocadores ¿Acaso estas no son características del avant-garde? Ambas Zoolanders trascienden esa crítica ingenua a la frivolidad del mundo mundo de la moda y de los famosos, porque flirtean con los límites del status quo. Por esto celebro sus imperfecciones y el factor simbólico que evidencia esta singular y divertida comedia dirigida por el gran Ben Stiller.
Por María Paula Rios
@_Live_in_Peace