Crítica: Oldboy (2013), de Spike Lee

Oldboy (Estados Unidos – 2013)

Dirección: Spike Lee / Guion: Mark Protosevich, basado en el manga de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi y en la película homónima de Park Chan Wook / Fotografía: Sean Bobbitt / Montaje: Barry Alexander Brown / Música: Roque Baños / Intérpretes: Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Sharlto Copley, Samuel L. Jackson, Michael Imperioli, Pom Klementieff, James Ransone / Duración: 104 minutos.

La versión estadounidense de Oldboy es una inexacta re interpretación de una película fundamental del cine oriental contemporáneo. Spike Lee acepta el desafío de realizar su propia adaptación, pero el intento resulta poco consistente y fallido.

El empresario Joe Doucette (Josh Brolin) es secuestrado y recluido por veinte años en una misteriosa habitación sin tener ningún contacto con el exterior, salvo con ciertas noticias, algunas falsas, emitidas en la televisión. Sin conocer el motivo de tal acción ni la identidad de su secuestrador, Doucette es liberado. Ahora debe buscar explicaciones, y es en ese periplo en el que se encuentra con más preguntas que respuestas.

Los años pasan y la historia se vuelve cada vez menos verosímil. ¿Quién puede sostener un aislamiento por tanto tiempo? Algunos podrán decir que se puede, estoy de acuerdo. Pero no de la forma en la que Lee decide mostrarlo. La tensión que busca al narrar una historia de estas características pronto se desambigua por la presencia de un despliegue actoral que no logra alcanzar ningún tipo de dramatismo.

Siendo el tema central del filme la venganza, ésta parece ser sólo una excusa para la indiscriminada sucesión de escenas gore que rozan lo cómico. Las referencias visuales pueden justificarse como una inspiración del manga japonés, pero lejos de hacer honor a dicho género, Lee comete errores irreparables. Reduce la acción a movimientos toscos y acartonados, sumado a la nefasta decisión de jugar con la aceleración y el ralentí sólo para enfatizar el derrame de sangre en cada masacre.

Su estética robada del comic y caracterizada con exceso de pobreza visual y estilística, es sólo otro componente indefinido en Oldboy, un filme cuya versión original se transformó en una película de culto. En mi opinión, la versión de Spike Lee debería cambiar su título, al menos para que en el futuro no quede habilitada la posibilidad de que algún desprevenido tenga la ocasión de preguntar “¿La de Park Chan Wook o la de Spike Lee?”.

Sin lugar a dudas, hay ciertos aspectos del modo de representación oriental que la mente occidental no puede descifrar. Su profundidad psicológica junto con un ambiente de consciente solemnidad hacen de algunas de esas películas un arte completo y complejo, rico no sólo en las formas sino también en su contenido. Nada de la obra de Spike Lee se podrá comparar con la intensidad dramática y visual de la versión de Chan Wook.

Por Paula Caffaro
redaccion@cineramaplus.com.ar

 

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