Crítica: Blues de año nuevo (2021), de Hong Ji-Young – Festival Han Cine

Blues de año nuevo / New Year Blues (Corea del Sur – 2021)
Festival Han Cine 2021

Dirección: Hong Ji-Young / Intérpretes: Kim Kang-woo, Yoo In-Na, Yoo Yeon-Seok, Lee Yeon-hee, Lee Dong-hwi, Chen Duling, Choi Soo-young / Duración: 115 minutos.

DUALIDAD (DES) BALANCEADA

Con una marcada referencialidad a Realmente amor (Love Actually) de Richard Curtis, la película de Hong Ji-young sigue de cerca cuatro historias durante la última semana de diciembre, momento en que los personajes deben lidiar con los sentimientos más exaltados que nunca, cambios abruptos y decisiones que ponen en tensión el tipo de vida que llevan frente a la que desean. Una suerte de cuenta regresiva que expone sin tapujos el peso –a veces inconsciente, a veces como motor– que suele asignarse al cierre de ciclos y a las promesas para nuevos comienzos. Porque para proyectar un futuro distinto, hay que volverse liviano. A eso mismo responden los gritos de Min Jin Ah en las Cataratas del Iguazú –quizás la escena más representativa de todas–, donde el agua cumple la doble función de catarsis y crecimiento.

En realidad, ella no es la única que busca liberarse puesto que cada uno traspasa su propia cascada ya sea a causa de comportamientos personales o ajenos, incluso sin darse cuenta. Un competidor de snowboard con discapacidad le propone casamiento a su novia pero empieza a alejarse de ella y de lo que le hace feliz tras conseguir un sponsor; una mujer pide una orden de restricción contra el ex marido mientras que el oficial asignado para protegerla tiene dificultades para rehacer su vida luego de separarse; una joven viaja a Argentina escapando del dolor por ser abandonada sin previo aviso y un agente de viajes coreano está a punto de conocer a la familia de la prometida china –y con ello, honrar las tradiciones del país– poco antes de la boda. Del mismo modo, él le presentará a su hermana y vivirán los tres bajo el mismo techo por un tiempo.

Si bien Blues de año nuevo es una comedia romántica sostenida en el vínculo amoroso, encuentra el valor diferencial en la relación entre Yao Lin y Oh Young Mi. Dos mujeres a punto de convertirse en familia que deben sortear el problema del idioma: la primera habla chino, la segunda coreano y ninguna entiende a la otra. El conector es Oh Young Chan, novio y hermano, que parece sentirse avergonzado de quien es y, en cierta medida, anula a la hermana rechazando sus platos más célebres u obligándola a memorizar el nombre y la presentación ante los nuevos miembros familiares. La novia, por otro lado, queda silenciada, a la espera del hombre para recuperar la voz. Es que el nexo tripartito pone en jaque a los personajes femeninos ya que sólo parecen adquirir fuerza, voluntad y palabra a través de él. Entonces, la cámara registra uno de los momentos más puros del filme: cómo ambas encuentran una forma de comunicarse –sin mediadores– desde los sentimientos, los gestos o los cuerpos para recuperar la identidad y lograr un lazo indestructible.

El otro rasgo interesante son las grabaciones en Buenos Aires y Misiones. También con ciertas barreras de lenguaje, Min Jin Ah recorre las calles porteñas de Palermo, San Telmo y Recoleta de la mano de Lee Jac Heon, un joven compatriota que vive en Argentina hace tiempo. Siempre causa orgullo ver reflejado al país a través de la lente de un extranjero porque hace que uno lo redescubra y, en muchos casos, se maraville con los espacios y costumbres que conoce o siente que pertenecen a su esencia. Los escenarios tienen una calidez y un contraste de colores veraniegos y circula la idea de lo compartido, del encuentro, de lo sencillo. Frente a la urbe de Capital Federal, las Cataratas de Iguazú impregnan al relato de la belleza natural y libre. Un punto de inflexión para ella, pero también para su imprevisto compañero.

Del mismo modo que Curtis, la directora apunta a un final que valore las distintas fases del amor: platónico, romántico, familiar, propio y nuevo. Un trampolín para lanzarse de lleno hacia la incertidumbre del año que llega, siempre con el voto de confianza de que será mejor que el que despide.

Por Brenda Caletti
@117Brenn

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