Espanoramas: Reseña de «Vivir es fácil con los ojos cerrados» y «Gente en sitios»

Vivir es fácil con los ojos cerrados (España – 2013)

Nuestro puntaje: 8/10

Dirección y guion: David Trueba / Producción ejecutiva: Cristina Huete / Fotografía: Daniel Vilar / Montaje: Marta Velasco / Dirección artística: Pilar Revuelta / Vestuario: Lala Huete / Intérpretes: Javier Cámara, Natalia de Molina, Francesc Colomer, Ramón Fontseré, Rogelio Fernández Díaz, Jorge Sanz, Ariadna Gil / Duración: 109 minutos.

¿NO ERAN SIETE BEATLES?

“¿De qué trata Help?- pregunta Antonio San Román (Javier Cámara) en una de sus clases-. Es una canción sobre la soledad y el éxito, es el grito de auxilio de John Lennon hacia sus seguidores”. A través de este método, el profesor de inglés une sus dos grandes pasiones: la enseñanza y la traducción de las canciones de Los Beatles, su banda preferida. Al mismo tiempo busca transmitirles a sus alumnos el fervor para vencer cualquier obstáculo y, sobre todo, cumplir sus deseos.

Por ese motivo, Antonio se embarca a realizar el propio: conocer a Lennon que está en Almería grabando la película Cómo gané la guerra (1967). En el camino, se topará con dos jóvenes: Belén (Natalia de Molina),un joven embarazada que se escapa de la reclusión a la que fue sometida por su familia y Juanjo (Francesc Colomer), de 16 años, que huye del hogar cansado de las peleas con su padre. De esta manera, los tres inician una amistad muy profunda, donde se mezclan ciertos sentimientos, y también se encuentran a sí mismos.

David Trueba escribe y dirige la road movie Vivir es fácil con los ojos cerrados, que está basada en la historia real del profesor de inglés Juan Carrión Gañán. Él además tenía la intención de pedirle a Lennon que incorpore las letras a los discos ya que, en ciertas ocasiones, no podía transcribirlas.

La noción de libertad es el motivo recurrente de toda la película y se refuerza tanto a través de los paisajes como en la elaboración detallada y humorística de los diálogos. Quizás el ejemplo más clarificador sea la reiteración de Antonio para que ambos jóvenes descubran qué apodo le dan en la escuela.

Un rasgo curioso es que, a pesar de la fuerte impronta de Los Beatles, casi no se utilizan sus canciones, con la excepción de Strawberry Fields Forever, cuya letra le da nombre al film.

Vivir es fácil con los ojos cerrados propone un camino de descubrimientos, desafío de obstáculos y, sobre todo, la valoración de la amistad. Porque, como bien dice Lennon:

Living is easy with eyes closed
misunderstanding all you see
it’s getting hard to be someone, but it all works out
it doesn’t matter much to me
Let me take you down, ‘cause i’m going to
strawberry fields
nothing is real
and nothing to get hung about
strawberry fields forever.

Gente en sitios (España – 2013)

Nuestro puntaje: 5/10

Dirección y guion: Juan Cavestany / Producción: Juan Cavestany y Enrique López-Lavigne / Música: Aaron Rux y Nick Powell / Fotografía: Juan Cavestany / Montaje: Juan Cavestany y Raúl de Torres / Intérpretes: Eduard Fernández, Raúl Arévalo, Adriana Ugarte, Santiago Segura, Maribel Verdú, Carlos Areces, Tristán Ulloa, Alberto San Juan, Antonio de la Torre, Carlos Areces, Ernesto Sevilla, Irene Escolar, Coque Malla / Duración: 83 min.

GENTE Y SITIOS QUE SE VUELVEN ESTÁTICOS

“Nos asusta que las cosas queden expuestas”, explica uno de los hombres y parecería que esa sentencia se vuelve clave a lo largo de las múltiples mini escenas. Porque, en efecto, lo que hace el director español, Juan Cavestany, en Gente en sitios es desplegar un menú de pequeñas historias que se vuelven “efectivas” a través del absurdo, del ridículo, y de lo irónico: dos ladrones que van a robar a una casa y terminan limpiándola porque la ven sucia, un hombre que no se percata de la cirugía facial de su esposa, un mozo que no termina de anotar el pedido o una mujer que quiere abrir un restaurante mexicano pero que no tiene idea de qué es el guacamole.

El tratamiento de las escenas, la disposición y estética se emparentan con el trabajo de su compatriota Ventura Pons, quien recurre a similares artilugios en, por ejemplo, El porqué de las cosas (1994), Morir (o no) (2000) o Mil cretinos (2010). Mientras que en Pons la mayoría de los cortos funcionan por encadenamiento o ruptura, en Cavestany las microhistorias no presentan ningún criterio de orden o encadenamiento, en ciertos casos no terminan de desarrollarse y se abusa del ridículo para hacer reír al espectador. Tampoco queda claro por qué el director opta por repetir únicamente dos personajes: el hombre que enseña acciones que los demás olvidaron o el señor bajito que saca fotos.

Entonces, lo que se presenta como una idea interesante y descontracturada acaba por volverse deslucida y sin brillo. Ni la gente ni los sitios cobran la fuerza necesaria para quebrar esa uniformidad. Como en una de las historias donde un compañero de trabajo le miente a su amigo desempleado diciéndole que sabe de un puesto de trabajo y lo lleva por toda la ciudad para marearlo y siempre terminan en el mismo lugar.

Por Brenda Caletti
redaccion@cineramaplus.com.ar

 

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