Luego de muchos años de búsquedas e investigaciones Nathan Abrams, profesor de cine en la Universidad de Bangor (en Gales), pudo dar con el guion inédito de Ardiente Secreto, novela del austriaco Stefan Zweig que el maestro Stanley Kubrick planeaba adaptar allá por el año 1956.
En dialogo con el diario español El País, Abrams comentó que “buscamos el guion en los archivos de Kubrick, de los estudios MGM, pero nunca apareció”… sin embargo ahora “me escribió el hijo de un antiguo colaborador de Kubrick, que tenía el guion. Lo encontró entre los papeles de su padre, que en su momento iba a trabajar en el proyecto, y lo había conservado”.
Se trata de un guion completo de más de cien páginas, sin embargo Abrams no se atreve a asegurar que se trate de la versión final ya que Kubrick solía reescribir constantemente. Sin embargo se trata de un texto en condiciones de ser filmado.
En Ardiente secreto, Zweig cuenta la historia de un joven barón que, de vacaciones en la localidad austriaca de Semmering, trata de sacudirse del aburrimiento intentando seducir a Matilde, una mujer judía. Para acercarse a ella, el aristócrata entabla primero amistad con su hijo Edgar, de 12 años. En la versión de Kubrick —coescrita con el novelista Calder Willingham y fechada el 24 de octubre de 1956— la trama se traslada de Austria y la Primera Guerra Mundial a los EE UU de los cincuenta. El guion modifica el lenguaje y los personajes. El barón se convierte en un depredador sexual treintañero.
“La adaptación mantiene el interés de la novela por el matrimonio, el adulterio y la manipulación, temas que siempre fascinaron a Kubrick”, comenta Abrams. El profesor considera Ardiente secreto algo así como “Lolita al revés”. En el libro de Vladimir Nabokov, que Kubrick llevó al cine, el protagonista se casa con una mujer para acercarse a su hija adolescente. Aquí, el hombre se gana las atenciones del niño para seducir a la madre. En ambos casos se trata de triángulos y pulsiones sexuales que se mezclan en un explosivo cóctel de provocaciones.
Fuente: El País