Crítica: El otro hermano (2017), de Adrián Caetano

El otro Caetano

Es una tarea difícil tener que “hablar mal” de una película argentina, principalmente porque sabemos lo que cuesta generar una especie de industria local, y teniendo en cuenta, también, que hay cierto sector de la crítica que tiende a ser más condescendiente con directores de renombre aunque el material este inacabado.

El otro hermano, el último film de Adrián Israel, es una película oscura que coquetea con la muerte. Inspirada en la novela de Carlos Busqued, Bajo este sol tremendo, la visión de Caetano se posa sobre la historia de Certati (Hendler), un muchacho alejado de su familia que viaja a Lapachito (Chaco) para hacerse cargo de los cuerpos de su madre y hermano quienes fueron brutalmente asesinados. La misión parece simple sabiendo, además, que Certati no mantenía ningún vínculo afectivo con estos dos seres. Al llegar al pueblo, lo recibe Duarte (Sbaraglia) un ex militar retirado que lo “asistirá” en el proceso de trámites. Con la personalidad típica de chanta, Duarte sólo parece ser un personaje pintoresco, pero el correr de las acciones lo descubre como responsable de espeluznantes delitos.

Así la sociedad forzada entre Certati y Duarte propone la cara y contra cara del relato, que con una historia fuerte y certera falla a la hora de la realización. En El otro hermano todo parece trunco, inacabado, desordenado. Fallan la estructura y las actuaciones, el humor negro no llega a construirse y todo parece un chiste. Es fuerte leer todas estas características juntas, pero lo cierto es que el film se sitúa en coordenadas interesantes y novedosas para la filmografía nacional y las expectativas son inmensas. El contrapunto es un material contundente en el poder de las imágenes pero que no logran generar verosimilitud: desde la escena en la que Certati debe reconocer los cadáveres y las bolsas plásticas flamean como si alguien respirara dentro, hasta los retorcijones de dolor antes que impacten las balas.

Se puede hablar de muchas cosas como el intercambio de bienes en mercados paralelos, de la recurrencia en la mostración del dinero y su sucia procedencia, del poco valor de la vida humana y hasta de las miserias más bajas de los hombres, como la enfermedad y por supuesto la muerte. Pero lamentablemente todo queda opacado por la realización de un Caetano que creo que si vuelve a revisar el film seguro estaríamos ante otra película. Una más organizada y elaborada.

Por Paula Caffaro
@paula_caffaro

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