Carla Simón, directora de «Verano 1993»

Verano 1993, ópera prima de Carla Simón, fue seleccionada hace tres años en la Script Station de la Berlinale, y el luego participó en el Co-Production Market. El pasado año tuvo su premiere mundial en el certamen berlinés. Y hoy, luego de su exitoso paso por el BAFICI 19 tiene su estreno en nuestro país.

-Tu película tiene bastante de autobiográfica ¿verdad?
-La primera versión del guion consistió en recoger mis recuerdos, pero llegó un momento en que no sabía qué me había inventado y qué recordaba de verdad o me habían contado, pero sí, hay escenas que son tal cual como las recuerdo y muchas otras que provienen de sensaciones o pensamientos. Yo perdí a mi madre cuando tenía seis años y mi padre ya había muerto cuando yo era muy pequeña; y el verano del 93 fue el primero con esta nueva familia: mis tíos y mi prima. Esta es mi historia, tal cual.

-Supongo que rodar con niños no fue sencillo…
-Es muy difícil. Hay gente que me pregunta qué método utilicé: no hay método, una va probando y a ver qué pasa… Yo tenía claro que los niños tienen que creerse, tanto como sea posible, lo que están haciendo, por eso hicimos ensayos muy largos con los actores adultos, para que pasaran muchas horas juntos y jugaran a ser una familia, creando intimidad. A las niñas les gustaba jugar a eso y nunca leyeron el guion: yo les contaba la escena o les lanzaba la frase cuando rodábamos, aunque sufríamos mucho cuando miraban a cámara.

-Además de abordar el tema de la infancia en tus cortometrajes, también participás en el proyecto educativo «Cine en curso».
-Desde los 14 años he trabajado con niños en cursos de verano: luego estuve estudiando en EEUU y lo dejé, pero en Londres creamos una organización para dar clases de cine a niños. A mi regreso a España me contacté con «Cine en curso» para colaborar con ellos, porque me gusta mucho: soy muy militante porque tienen un método que funciona muy bien y los niños ven películas que no verían de otra manera. Se hace entre todos, se sienten parte y aprenden mucho. Yo aprendo de la manera de ver e interpretar el cine de los niños.

-Tu equipo de «Verano 1993» es mayoritariamente femenino: algo no muy habitual, aun cuando no debería ser algo excepcional…
Fue inconsciente y natural, elegí a la gente que creía adecuada para el proyecto y con la que fui hablando para colaborar. Como viví mucho tiempo en Londres no tenía equipo en España, entonces tuve que crearlo para la película y no me fijé en el género de las personas, fue casualidad. Rodamos durante seis semanas, ocho horas al día, porque las niñas no tenían más tiempo. Fue súper rápido. El casting fue muy largo, de cinco o seis meses, y era complicado porque yo buscaba a alguien que me recordara a mí misma: para el personaje de Frida era importante que fuese urbana y que tuviera mundo interior, y la niña más pequeña debía transmitir inocencia, ternura y que todo le pareciera bien. Laia Artigas, la mayor, fue la última niña que vimos. Y la pequeña fue la única de cuatro años que realmente se entregaba a jugar con nosotros.

Fuente: Cineuropa

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