TV: Crítica de «The Leftovers»

The Leftovers (Estados Unidos, 2014-2017)

Creadores: Damon Lindelof, Tom Perrotta / Producción: Nan Bernstein Freed, Alma Kuttruff, Patrick Markey y Amanda Crittenden / Intérpretes: Justin Theroux, Amy Brenneman y Christopher Eccleston Compañía productora: Film 44 y Warner Bros / Episodios: 28 / Cadena original: HBO / Distribución en Latinoamérica: HBO.

EL DOLOR SOBREVIVE

Existe una tendencia en la narrativa cinematográfica del siglo XXI, que es la de suprimir los momentos cúlmines para seguir los relatos en el después. Este gesto borgeano, a diferencia de muchas películas y series, no es meramente el punto de inicio de la historia. Capítulo a capítulo se vuelve a utilizar este recurso, en donde cada entrega funciona como la respuesta a la anterior.

Leftovers desafía muchos usos y prácticas de las series y de las ficciones en general. La mezcla de géneros no es algo novedoso, pero sí la confianza en su utilización. Cuando usa el terror se lo hace a fondo, lo mismo que el drama rural, el thriller religioso o el policial. Pero la decisión más radical, sin dudas, es el cambio de geografías que hace parecer a cada temporada como un reboot del drama original: la partida masiva. Este arrojo derivó en el beneplácito de la crítica pero no así del público, lo que ha hecho que la serie tenga sólo tres temporadas.

La audacia en la que incurren los guionistas de Leftovers no es gratuita y se condice con la premisa de la serie. Ante un hecho que ha afectado a todo el mundo por igual, urge saber cómo se desarrolló en diferentes lugares. Lo que The Walking Dead intentó subsanar con un spin-off, Leftovers intenta hacerlo por sí misma. Hay muchos puntos de contacto con la serie de zombis: escenario postapocalíptico, mudanza de los personajes y, por tanto, de la trama, y protagonismo repartido de forma coral. Pero cada punto es llevado a otro nivel.

En la mayoría de los relatos postapocalípticos podríamos decir que “lo peor ya pasó” y la tarea es reconstruir desde las ruinas. Aquí lo peor puede volver a pasar y no se sabe a ciencia cierta cuántas veces. No podemos decir que es un mundo en ruinas materiales, pero sí anímicas, emocionales y hasta filosófico-religiosas. De esas ruinas surgen historias y personajes alocados que revitalizan la trama capítulo a capítulo.

De la mudanza ya hemos hablado pero podemos acotar que su paso no es gradual y anunciado, como en una road movie, sino más bien abrupto, y sus distancias son más largas, trasfigurando la idea de camino por la de archipiélagos. La unión entre dos puntos es temática, determinada por la trama y no por la geografía.

Finalmente, la distribución del protagonismo es sumamente atípica. En las historias corales suele haber un protagonista que vehiculiza la trama y la lleva hacia otro estadío. No es que aquí no ocurra, Justin Theroux es claramente el protagonista, especialmente por lo narrado en la primera temporada. Pero sus desapariciones pueden ser prolongadas sin afectar ello la intensidad dramática. Objetivamente cada personaje es protagonista y se le dedica suficiente tiempo como tal. Su preeminencia ocurre en los finales de temporadas, como para recordarnos más una cuestión de cartel que de relato.

Uno de los puntos más fuertes de la serie es el manejo de la “locura” de Kevin (Theroux). Qué es lo que le pasa durante sus “blancos”, sus “olvidos” genera una intriga sin igual, y su resolución está a la altura del suspenso creado. No obstante lo cual, la serie decide culminar con un capítulo donde no se vale de ninguno de los recursos utilizados hasta ese momento, aunque  juegue con ellos, sino que se asemeja a un drama romántico en un entorno rural plagado de nostalgia y ternura.

Leftovers  nos interpela anunciando que la muerte no es lo peor, sino que el dolor más grande crece en los vivos. El mayor drama no es morir, sino sobrevivir.

Por Martín Miguel Pereira
redaccion@cineramaplus.com.ar

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