The Deuce (Estados Unidos – 2017)
Primera temporada
Creadores: George Pelecanos, David Simon / Producción: Maggie Gyllenhaal, Marc Henry Johnson, Jessica Levin / Intérpretes: Maggie Gyllenhaal, Margarita Levieva, James Franco, Gbenga Akinnagbe, Dominique Fishback, Gary Carr, Emily Meade, Lawrence Gilliard Jr., Kayla Foster, Method Man, Natalie Paul, Daniel Sauli, Kim Director, Don Harvey, Olivia Luccardi / Compañías productoras: Blown Deadline Productions / Episodios: 8 / Cadena original: HBO / Distribución en Latinoamérica: HBO.
Chulos, prostitutas, directores falsos de porno, mafias, policías corruptos (¿hay de los otros?), sindicatos, periodistas, estudiantes rebeldes, bartenders y meseras. Todos intentando sobrevivir (y sacar algún extra) en esa selva de concreto que era la Nueva York de los años 70. No es que ahora no lo sea, pero lo disimula un poco más. Todos esos universos se encuentran casi indefectiblemente conectados entre sí en vínculos no siempre tan obvios.
The Deuce se parece un poco a The Wire en eso de pintar una sociedad conflictiva desde diversos ángulos y no es casual que el dúo David Simon y George Pelecanos sean los creadores de ambas, sólo que aquí fueron un poco atrás en la historia y fusionaron todos esos puntos de vista en la misma temporada. Otro punto que tienen en común es que estamos frente a una serie callejera y más aún que su predecesora. Aquí no se ven (aún) los hilos de la política, todos los agentes del poder caminan la calle, son visibles, ponen el cuerpo. Tampoco se hace mucha alusión a “el jefe” o “las órdenes de arriba”, haciendo ver a la política de esa época como algo palpable, todavía material y concreto.
A partir de la sinopsis nos enteramos que la primera temporada gira en torno a la legalización y crecimiento de la industria pornográfica en Nueva York a partir de ciertos vacíos legales que desembocarán en el estreno de Garganta Profunda (1972). Esto no está muy claro con ya casi toda la temporada en el aire y eso se debe a cómo está repartida la acción dramática entre los distintos personajes.
El protagonista es James Franco y Maggie Gyllenhall apenas por debajo. Sin embargo, la que carga con el peso dramático de acuerdo a la sinopsis debería ser ella, pues es la que nos introduce en el mundo de la pornografía. Él, en cambio, es un barman con conexiones con la mafia y luego de varios capítulos comprendemos que será factor de un gran cambio en el mundo de la prostitución callejera. El otro problema de ese personaje es su hermano, idéntico a él. En principio, James Franco no posee una versatilidad que justifique que él mismo represente a los dos hermanos, como fue el caso de Ewan McGregor en Fargo. El hecho de que sean casi idénticos tampoco es un factor de conflicto, salvo como disparador para generar el nexo de los bares con la mafia. Su motivación también es menos clara que la de ella.
Lo más atractivo de la serie es que, intuimos, hay mucha tela para cortar debido a la cantidad de universos que maneja. Podemos creer, a partir de su trabajo en The Wire, que cada temporada se centrará en alguno de los tantos actores sociales involucrados. Si bien todas las series (salvo las miniseries y no siempre) pretenden tener una segunda o tercera temporada, como mínimo, hay algunas (como en este caso) que saben con tanta seguridad que les espera un largo futuro que se toman todo el tiempo necesario para contar lo que quieren. Esa seguridad, que roza la pedantería, suele dar buenos resultados narrativos, como en la flamante Mindhunters, de la que nos ocuparemos en breve.
La dinámica social parece ser ya no el resultado de la lucha de clases (no vamos a creer que David Simon es marxista) sino de la puja de fuerzas de diferentes actores sociales que dan por resultado un mundo en constante conflicto en donde todos tienen sus razones, todos tienen sus pasiones y muchos arriesgan hasta sus vidas por conseguir sus objetivos.
Por Martín Miguel Pereira
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