«Malka» indaga sobre la trata a principios del siglo XX

El realizador Walter Tejblum estrena este jueves el documental «Malka», en el que a través de distintos testimonios, narra la historia de una joven que con engaños es traída desde Europa, a comienzos del siglo 20 para integrar una de las redes de prostitución más grandes de la época, la Zwi Migdal.

«Busqué a través de lo individual, de la historia de Malka, reflejar un colectivo que permita al espectador saber sobre la Zwi Migdal», explica Tejblum a la agencia Télam.

El filme relata la investigación realizada por Tejblum sobre la historia de Malka Abraham, una adolescente prostituida por la organización judía polaca Tzwi-Migdal, que en la década del 30 logra escaparse y establecerse en Tucumán, donde sigue con esa actividad, lo que le generó el rechazo de la sociedad hebrea del lugar.

Con los años, la mujer logró obtener una gran fortuna, la que al morir donó a la comunidad judía tucumana a cambio de poder ser enterrada en el cementerio judío.

Esto generó un gran debate en la colectividad del lugar, ya que no se ponían de acuerdo en aceptar o no ese dinero y la petición de Malka, teniendo en cuenta el origen del mismo.

«Ojalá la película sirva de punto de partida o disparador del tema para la comunidad en general, no sólo para la judía. ‘Malka‘ refleja un poco la doble moral, inherente en todo ser humano, no solamente a una colectividad y ese es el vaivén que traté de plasmar en la película», expresa el realizador.

«Lo mejor que puede pasar es que la gente salga del cine, y coloque en un buscador cosas que vio y que le hayan despertado interés», agrega el también productor.

-¿Qué te impulsó a realizar este documental?
– El disparador fue una mujer que me contó que su abuela había formado parte de la Zwi Migdal. Ese fue el disparador de explorar, investigar y desarrollar la idea.

-¿Por qué elegís narrar el caso de Malka en vez de hacer una película sobre esta organización de trata judía?
-De todas las historias que encontré, la de Malka me resultó la más inquietante y apasionante. Quería condensar la película a través de un caso, sabía que eso la haría más entretenida, teniendo en cuenta que es un documental y esa fue la premisa que me tracé cuando desarrollé el guión un año antes del rodaje. Por otro lado, la Zwi Migdal se extinguió hace 80 años y era muy difícil encontrar gente lúcida de esa época.

-¿Cómo fue el proceso de investigación?
-Fue extenso y apasionante. La investigación llevó casi dos años e incluyó la lectura de muchos libros, recorrer bibliotecas, archivos, encontrar algunas personas que te conducen a otras, algunas que quieren colaborar y otras que no, como por ejemplo, un hombre que estudiaba por hobby acerca de la Zwi Migdal, que al principio tenía cierta resistencia a hablar, ya que es un tema delicado, sobre todo, para la comunidad judía.

-¿Qué tuviste en cuenta para diseñar la estructura de la película?
-Desde el proceso de armado del guión, busqué que la película sea un viaje que el espectador realice conmigo y que no sepa más que yo antes de sentarse a verla. La idea era que el espectador y yo «nos sentemos juntos» a buscar respuestas y poder sacar conclusiones sobre la historia de Malka.

-¿Qué sensaciones te quedaron después del recorrido que emprendiste con este documental?
-Que algo oculto o raro del entorno de Malka está respondido. Las personas dicen y se comportan frente a un hecho como pueden y quieren. La gente tiene mucho miedo al que dirán o a comprometerse. El comportamiento de las personas es el resultado de sus circunstancias de vida. Es decir aunque pueda decirse esto o lo otro de tal o cual persona debe ser solamente valorado de acuerdo a su vida y al momento que le tocó vivir. Esto es en general, independiente de la historia de Malka y es lo que se ratifica en la película.

Fuente: Telam

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