En el marco de las actividades vinculadas al Festival de Cine de Rotterdam (25 de enero al 5 de febrero últimos) tuvo lugar un panel en el que se discutieron los desafíos de hacer cine en Palestina en la actualidad.
Consultado por la publicación screendaily el programador Nat Muller sostuvo que el trabajo de los cineastas palestinos es más importante que nunca debido a las complejas realidades políticas de hoy. Por otra parte se complace de que haya más mujeres y hombres que viven dentro y fuera de Palestina haciendo películas.
En el panel participaron los realizadores Jumana Manna, Ihab Jadallah y Reem Shilleh, cuyas películas se pudieron ver durante el Festival.
Reem Shilleh destacó que «parece haber una regresión en la producción cinematográfica debido a la falta de voluntad para corregir ciertos estereotipos en el cine palestino» y que por ello «Tenemos que hacer películas en nuestros propios términos.»
Para Jumana Manna, quien actualmente está radicado en Berlín, «uno de los retos es cómo trabajar en Palestina, sin sentir que se está siendo desleal con el público ya sea local o internacional».
El director y productor Ihab Jadallah, que ha creado la compañía productora Agnat Films para estimular la creación de un nuevo cine palestino, cree que «el cine palestino está cambiando, y estoy orgulloso de que nuestra generación entienda la necesidad de hacer películas a pesar de las dificultades financieras. Estoy trabajando duro en sentar las bases para un modelo de narración diferente a través de mi empresa».
Cabe mencionar que Jadallah está desarrollando un proyecto (Dead Sea) que fue seleccionado para Binger Filmlab, ganó el TorinoFilmLab Training Award y el Amiens Screenplay Development Fund Award.
Finalmente Manna añadió que la realidad de Palestina es tan surrealista que los hechos reales son más extraños que la ficción. Por eso está interesado en trabajar con guiones basados en experiencias personales.
Por cuestiones políticas el cine palestino es uno de los que más se nutre de realizadores que viven fuera de su propio territorio, en la diáspora (Hany Abu-Assad es el ejemplo más conocido). Pero a la vez es una de las cinematografías con mayor vitalidad y en Buenos Aires eso lo podemos apreciar año a año en las proyecciones del Festival Latinarab.