The Night Of… (Estados Unidos – 2016)
Creadores: Richard Price, Steven Zaillian / Producción: Scott Ferguson, Mark A. Baker / Intérpretes: John Turturro, Riz Ahmed, Bill Camp, Peyman Moaadi, Poorna Jagannathan, Jeannie Berlin, Syam M. Lafi, Amara Karan, Michael Kenneth Williams, Sofia Black-D’Elia / Episodios: 8 (una temporada) / Cadena original: HBO /Distribución en Latinoamerica: HBO.
UNA BESTIA SUTIL
Cuando se realiza una serie o una película de cualquier temática, lo que esperamos es no solamente una historia nueva, ya que en su gran mayoría no lo son, sino que ansiamos ver una actualización de los grandes conflictos humanos, que tampoco son tantos a fin de cuentas.
Si existen razones para seguir haciendo arte cuando ya supuestamente todo ha sido dicho, es porque toda obra habla, al mismo tiempo, de lo actual y lo eterno, del hoy y del ayer, aunque no estén ambientadas en el presente. Y como el hoy es perpetua e inexorablemente novedoso es que siempre hay razones para hacer (y ver) una serie más, una película más.
“The Night of…” es una serie policial, pero también una «de abogados». Lo que la convierte en una pieza de sumo interés es su mirada renovada sobre temas ya clásicos: la justicia, el sistema judicial y la verdad versus el relato. “American Crime Story” indagó como pocas ficciones sobre este último tópico hasta hacerlo su log line, tomado de la realidad: «If it doesn´t fit, you must acquit» (si no calza, debes absolver). En resumidas cuentas, si el relato no es verosímil, no es verdad. “The Night of…” es consciente de esa máxima, repetida numerosas veces por el abogado del protagonista, John Stone, interpretado por John Turturro. Pero esta problemática se da por sentada, no hace falta profundizar en ella.
Donde la serie nada más hondo es sobre uno de los principios básicos y fundamentales de la justicia occidental: la duda razonable. Como una actualización del conflicto de «12 hombres en pugna» (12 Angry Men, Sidney Lumet, 1957), lo único que puede salvar a Naz (el protagonista) es la duda razonable, ya que todos los elementos apuntan a su culpabilidad. La escena del crimen es lo que Collin Farrel le dice a uno de sus ayudantes en «Sentencia previa» (Minority Report, Steven Spielberg, 2002): una orgía de pruebas. Sin embargo, luego de evidenciar aquello, el detective dice que nunca había visto una hasta ese momento y es eso mismo lo que lo hace desconfiar. La vida es imperfecta por definición, incluso en el crimen.
“The Night of…” toma «12 Angry Men» como plataforma, como mojón, para llegar a profundidades que la obra de Lumet no pudo llegar. En la película, a partir de la magistral argumentación de Henry Fonda, nos convencemos, como todo el jurado, de que el chico no pudo haber sido el culpable del crimen que se le imputa. Pero aquí el caso es más complicado, o más bien, el punto de vista que adopta la serie lo complejiza.
Nunca sabremos qué pasó en realidad, no lo sabe nadie, ni el acusado, ni el fiscal, ni el abogado, ni el detective. Allí radica el gran acierto de esta ficción. Donde realmente se debe aplicar la duda razonable es cuando estamos a la deriva, cuando sólo podemos atisbar a un culpable por aproximación. Pero ese elemento crucial del punto de vista pocas veces se ha puesto en juego tan radicalmente como aquí. No podemos acusar ni exonerar a Naz porque realmente no sabemos qué pasó.
Gran parte de esa confusión la aporta el sistema judicial, el otro gran tema de la serie. Los fiscales necesitan un culpable a todo precio y los defensores necesitan exonerar o negociar a como dé lugar. A todos se les escapa el elemento ontológico de la justicia: la verdad. Cuando la fiscalía acepta la duda razonable, recién allí va por otro culpable, como un cazador que se conforma con lo primero que pueda cazar: mejor inocente en mano que mil culpables volando.
Lo que completa el combo de una serie memorable es el tono. “The Night of…” trata muchas problemáticas usualmente retratadas de un modo por demás estridente. Empero, en base a su sutileza es que puede arrimar a verdades que pasan casi desapercibidas. La opresión de las comunidades cerradas culturalmente como la musulmana nos es mostrada con la tibia rebeldía de Naz, la que podemos llegar a ignorar si no nos ponemos en la piel del personaje. Pero también se nos muestra el revés y las fisuras de verdades aún aceptadas por los detractores y enemigos de aquella religión. Los problemas de Naz y la duda de su culpabilidad producen filtraciones en estructuras tan fuertes (en apariencia) como la familia y la comunidad.
John Stone describe al detective Box como «una bestia sutil». De esa forma nos demuestra que es quizás el único personaje de la serie que comprende lo profundo de la trama, el único que puede ver más allá de las apariencias. Es por eso también, por entender la distancia entre verdad y relato, que no puede contemplar la posibilidad de la exoneración. La extrema comprensión torna en cinismo y para llegar a la verdad, muchas veces es mejor no saber tanto. Muchas veces la verdad es más fácil encontrarla en la fe que en los hechos.
Martín Miguel Pereira
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