Cine Alemán: Tiempo de caníbales (2014)

Tiempo de caníbales / Zeit der Kannibalen (Alemanía / 2014), de Johannes Naber  

Dirección: Johannes Naber / Guión: Stefan Weigl / Dirección de fotografía: Pascal Schmit / Montaje: Ben von Grafenstein / Música: Cornelius Schwehr / Producción: Milena Maitz / Intérpretes: Sebastian Blomberg, Devid Striesow, Katharina Schüttler/ Duración: 93 min.

La relación entre el afuera y el adentro de un espacio muchas veces no es clara, pero Tiempo de caníbales esclarece cualquier duda desde el inicio, cuando con un plano secuencia presenta la profunda brecha que existe entre la riqueza y la pobreza. En un plano general de un conjunto de gigantescos bloques rectangulares, pálidos, anónimos y polvorientos (que simulan edificios) comienza el movimiento que terminará dentro de una lujosa habitación de un hotel cinco estrellas donde un codicioso abogado realiza sus ejercicios matutinos. Hotel del que tanto los personajes, como los espectadores nunca más volverán a salir.

Una vez delimitado el espacio, el filme busca, todo el tiempo, jugar con la aislación física y psíquica de tres abogados quienes enviados a cumplir una misión comercial a medio oriente, pronto descubren que su burbuja capitalista tiene fin. La triangulación que forman estos dos hombres y una mujer es la forma que adopta Tiempo de caníbales para narrar una historia en la que el factor social es el eje central del relato.

El machismo, la xenofobia y la avaricia son algunos de los condimentos perversos que se ponen en juego a la hora de negociar el futuro de terceros, pero ¿qué pasará cuando estos mismos temas tengan incidencia directa en sus propias vidas? Atrapados en las redes de sus propias ambiciones, los tres personajes dejan relucir sus fobias y miedos más íntimos una vez que, dentro de la confortable seguridad del cinco estrellas, el afuera comience a penetrar.

El aspecto técnico es vital a la hora de la narración, porque la identidad como obra de arte se la otorgan las virtudes que ofrece el dispositivo cinematográfico. El uso del sonido (la bombas que estallan en la calle mientras que ellos se acuestan con las mucamas sólo por diversión) es un ejemplo concreto de cómo la correcta utilización de la herramienta audiovisual dota de sentido el texto sin necesidad de recurrir a las palabras. La puesta en escena lo dice todo y ahí radica su valor fundamental como película.

En un trabajo de realización que también manipula con certeza el uso del fuera de campo y el montaje, Johannes Naber, logra recrear un mundo dividido en el que las apariencias y los prejuicios sociales son la base de una cultura extremadamente pervertida por el consumismo ilimitado y la falta de respeto por la vida.

Por Paula Caffaro
redaccion@cineramaplus.com.ar

 

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