Finalmente Terry Gilliam comenzará a rodar en octubre su anhelado proyecto El hombre que mató a don Quijote, el duo protagónico estará encarnado por Adam Driver y Michael Palin. La aventura quijotesca de Gilliam se filmará en localizaciones de Canarias, Madrid y Portugal.
La película, coproducida por la compañía Alfama Films, del portugués Paulo Branco, y Tornasol Films, de Gerardo Herrero, cuenta con un presupuesto de 16 millones de euros y se basa en un guión del propio Gilliam y de Tony Grisoni, que enmarca la trama en el siglo XXI, pero con viajes en el tiempo.
En la cinta, Adam Driver, uno de los talentos emergentes gracias a su papel de Kylo Ren en Star Wars: El despertar de la fuerza (2015) y de Paterson (2016), de Jim Jarmusch, interpretará a un publicista, cineasta frustrado por los avatares del rodaje de una adaptación de Don Quijote. Su desánimo lo conducirá al pueblo donde filmó las primeras secuencias de la película y es entonces cuando se reencontrará con un anciano, al que dará vida Michael Palin, también ex Monty Python, que en la trama vive la fantasía de ser un caballero andante.
Junto al dueto Driver-Palin, también se ha incorporado al reparto la actriz franco-ucraniana Olga Kurylenko, una de las protagonistas de Un día perfecto (2015), de Fernando León de Aranoa. Ella interpretará a una productora de cine, jefa del personaje de Driver, pero con muchos visos de convertirse en una contemporánea Dulcinea del Toboso. En cuanto a este planteamiento de «cine dentro del cine», Gilliam ha afirmado en más de una ocasión sentirse identificado con el personaje del Quijote por «su transformación de la imagen de la realidad».
Gilliam comenzó a intentar versionar al clásico de Cervantes desde hace casi veinte años. Sus planes de rodaje han sufrido toda clase de reveses: desacuerdos económicos, batallas legales, contratiempos con los sets y hasta una doble hernia discal de quien iba a ser su actor principal, el francés Jean Rochefort, mientras cabalgaba a lomos de Rocinante en la primera tentativa de rodaje.
Este conjunto de desventuras están plasmadas en el documental Lost in La Mancha (2002)o. Aquella producción contaba con un presupuesto de 32 millones de dólares y con la participación del estadounidense Johnny Depp, amigo íntimo del director, en el papel que ahora interpretará Driver.
Hace unas semanas, al confirmar la fecha de rodaje Terry Gilliam ha declarado: que «El Quijote se ha convertido en la mejor de mis pesadillas», afirmó que siente una identificación con el personaje porque «una y otra vez me he caído del caballo luchando contra molinos de viento. Pero merece la pena intentarlo». Y que a lo único que le teme es a decepcionar después de tantas expectativas.
Fuentes: La opinión de Tenerife (www.laopinion.es) / www.elmundo.es