Crítica: National Gallery (2014), de Frederick Wiseman – BAFICI

National Gallery (Francia – 2014)

Dirección, Guion y Edición: Frederick Wiseman / Fotografía: John Davey / Dirección de arte: Gilles Granier / Sonido: Emmanuel Croset / Producción: Frederick Wiseman, Pierre-Oliver Bardet / Duración: 174 minutos.

EL JUEGO DE LAS ESCONDIDAS

¿Qué rasgos cinematográficos se perciben en las reuniones del personal de un museo? ¿O durante una ponencia? ¿De qué manera pueden ser atractivas las reglas de acondicionamiento de las salas y obras en la National Gallery de Londres? A simple vista, no poseen ningún interés fílmico. Sin embargo, el director norteamericano Frederick Wiseman consigue encontrar un tono poético y atrapante a cada una de las tareas cotidianas para el mantenimiento del museo en su documental National Gallery.

De esta forma, la sala de restauración no sólo será un lugar donde cada profesional trabaje de forma aislada sobre una pintura particular, por el contrario, funcionará como espacio revelador de secretos y las reuniones de los miembros del museo actuarán como nexos para acercar a los visitantes a lo que la National Gallery es como institución.

A lo largo de los 174 minutos de metraje, el director exhibe en detalle o por fragmentos y, en ocasiones, acompañado de un guía, un vasto arsenal de obras de grandes artistas de diferentes períodos históricos como Diego Velázquez, Rubens, Vincent van Gogh, Rembrandt, Johannes Vermeer, George Stubbs, entre otros, así como las muestras especiales de Leonardo Da Vinci y de Joseph M.W. Turner.

El verdadero desafío de Wiseman no es, quizás, el tema o los diferentes puntos de vista para abarcarlo, sino la competencia y las posibilidades del medio. Debido al avance tecnológico, múltiples páginas web de museos incorporan o proponen recorridos virtuales por sus salas. Entonces, ¿cómo atrapar a aquellos espectadores?

Una de las respuestas que se perciben en el documental es a través de la combinación de las tareas cotidianas. Estas labores alejan el tono formal institucional para poner al servicio de los espectadores otros aspectos desconocidos a la hora de visitar la National Gallery.

Otro elemento que incorpora el director es la articulación entre los lenguajes. Durante la película y dentro del museo, un joven toca el piano y una pareja danza así como también algunos de los guías comparan ciertos rasgos pictóricos con la fotografía o el cine. De esta forma, en la convivencia de las disciplinas se exhibe ese valor que tanto destaca la película: que el arte está en todo.

Entonces, la cámara se vuelve como la interactividad virtual que roza la curiosidad con la acción; en esas anécdotas sobre los encargos de las pinturas, su valor mítico o de aquellos elementos cuya simbología aún es enigmática. En ese halo de misterio, técnica o sentimiento que recorre el mundo del arte desde sus orígenes y que aún lo hace objeto de estudio, de crítica, de sí mismo.

 Por Brenda Caletti

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