Reseñas de la Semana del Cine Portugués (2)

Hasta ver la luz / Até Ver a Luz, de Basil da Cunha (Suiza / Portugal – 2013)

Nuestro puntaje:  4/10

SOMBRAS QUE IMPIDEN VER

La ópera prima del director Basil Da Cunha, Hasta ver la luz, se mueve entre las sombras, en los recovecos donde la única ley vigente es la lucha por la supervivencia.

Dentro de este universo convergen, por un lado, una serie de reglas, algunas de ellas implícitas, y, por el otro, el poder ejercido por pandillas o, mejor dicho, por ciertos jefes que manejan el crimen callejero. El problema se avecina cuando se quiebra alguno de estos ejes.

En efecto, este es el conflicto del protagonista: Sombra es acusado de haber perdido algo (no se especifica qué) y debe pagar su deuda. De esta forma buscará juntar dinero a cualquier modo, en especial, cobrando cuentas pendientes.

La película se desarrolla en un mundo marginal durante la noche (como guiño al protagonista que odia los rayos de sol) sin acentuar quiebres en el tiempo, lo cual dificulta el discernimiento del transcurso del mismo. De esta forma, se convierte en una historia circular y, por sus breves climas, se torna monótona. Por otro parte, los personajes presentan dualidades que no terminan de desplegarse. Entonces,  Hasta ver la luz propone una mirada que queda perdida en la ambigüedad, entre lo que se ve y lo que se quiere mostrar.

 Por Brenda Caletti

 

48, de Susana de Sousa Dias (Portugual – 2009)

Nuestro puntaje:  6/10

IMÁGENES QUE HABLAN

¿Cómo contar experiencias de víctimas del régimen militar de manera distinta, fresca y sin caer en recursos efectistas? La directora del documental 48, Susana de Sousa Dias, eligió presentar  imágenes de archivos policiales de la época acompañadas por la voz en off de esas personas. Además el título alude a la cantidad de años que duró la dictadura en Portugal (1926-1974) y se vale de una serie de rótulos al comienzo del filme para contextualizar.

Si bien la construcción del discurso habilita una serie de lecturas derivadas del valor de esas imágenes en conjunto a los comentarios de las víctimas (incluso da la sensación de álbum familiar, sobre todo, porque algunos no se reconocen o no recuerdan cuando le tomaron esas fotografías) quedan varios espacios con fundido a negro en el pasaje de una historia a la siguiente. No hay más sonido que los testimonios, y esto acentúa ese vacío.

Por otra parte se produce cierta extrañeza hacia el final. El recorrido es bastante uniforme durante el documental pero el anteúltimo testimonio resulta muy extenso en comparación con el último, sumamente breve. De esta forma  genera la sensación de final abrupto. De todas formas, Sousa Dias, crea no sólo un universo de recuerdos y experiencias sino también un registro íntimo de lo que fue un momento crudo y represivo de Portugal.

Por Brenda Caletti

 

Artículos recientes

Artículos relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí